Marcelo Enrique Daghero – De Córdoba a Tarragona

Es una historia más de inmigrantes, podría decirse. Sin embargo, cada una de ellas es una historia muy personal, con sus propias alegrías y sinsabores, más el azar en forma de encuentros, nuevos amigos, decisiones… una historia que comenzó en el año sesenta…

 

 

 

¿Dónde naciste Marcelo Enrique Daghero?

Mira, nací en Leones, provincia de Córdoba, la Capital Nacional del Trigo, cereal que cada vez se cultiva menos, reemplazado por la soja. Mi madre era de Leones, pero maestra en Colonia Marina, un pueblo del Departamento San Justo, por Mar Chiquita. En este pueblo de la pampa en Argentina, transcurrió mi infancia, luego ya la secundaria la hice en la ENET Nº 1 de Leones.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia, la adolescencia?

Recuerdo en 1973, cuando llegó Perón. Tenía trece años, nos subimos a un tren para ir a Buenos Aires. Llegamos, a Retiro, pero de ahí no pasamos. Por el despliegue que había ya se olía el peligro, las formaciones, los brazaletes, las camisas verdes, la cana, el ejército. Luego en el 74, murió Perón, se sintió en toda Argentina, lo debes recordar muy bien, duelo nacional. Recuerdo que una noche llegaron los chicos que venían de Villa María, y que estudiaban en la ENET, por esa época con un edificio enorme que albergaba a casi 800 alumnos. Traían la noticia que había un copamiento en la Fábrica Militar de Armas de Villa María, lo tomábamos con normalidad, nos parecía todo normal y lejano. Después vino Monte Chingolo en la navidad del 75, luego el golpe, luego terminamos la secundaria, y me toca la colimba….


¿Dónde hiciste el servicio militar Marcelo?

En «La Perla» de Córdoba, el Escuadrón de Caballería Aerotransportada 4. Grandes amigos hice ahí, con quienes todavía nos contactamos. Una noche, nos levantan con la alarma “ataque guerrillero», no pasó nada, era para mantenernos alertas, la usina ideológica. Otra noche nos levantaron y en serio, uniforme de combate y a Zapala, para saltar sobre Temuco y Concepción. Guerra con Chile, año 1979, algo que tres o cuatro colimbas maestros Mayores de Obra ya lo intuíamos, porque nos habían hecho trabajar en una mesa de arena, la famosa mesa hecha a escala de esa región de Chile. Nos dan la baja, 19 o 20 meses después. La Perla funcionó como campo de concentración y matadero, un lugar tétrico, sin árboles. Nosotros, los colimbas de la clase 60, plantamos los árboles que se pueden ver desde la Autopista a Villa Carlos Paz.


Una hermosa ciudad serrana cordobesa…

Ya por ese entonces mi familia había comprado una casa en Carlos Paz, ciudad en la que pude vivir pocos años, desde el 80 al 83, dónde disfrutaba de esa naturaleza, de ese lago, jugando al basquet en el Club de Pesca. Me salió un trabajo en OSECAC, la obra social de empleados de Comercio y me quedé a vivir en Córdoba.

Una vida a pleno en la Córdoba de Argentina, plena juventud…

Tuve muchas novias, imagínate, la militancia. En el 88 conocí a la madre de mis hijas y en el 90 nació Mariángela, en el 92 Aldana. Luego nos separamos, siempre yo, trabajando en OSECAC; en 1990 gané una beca pagada por la OIT a Italia y Ginebra, donde estuve en total unos 100 días. Viaje mucho por Italia, mi origen “Daghero” es italiano, de Cumiana, provincia de Torino, piemontés. Conocí mucho Suiza, cruzaba a Francia. Este viaje fue el primer contacto con Europa. Me impactaron en Suiza, Ginebra, Neuchatel, Lausanne, Zurich, y París, pero no se me ocurrió en ese momento que volvería, ya había nacido Mariángela, estaba por terminar abogacía y tenía que volver, no me podía quedar, Argentina era la meca del mundo. Todos admiraban los cambios que se estaban produciendo, era la alumna del FMI, el modelo a seguir, se hablaba de Menem como el nuevo Roosevelt que logró sacar a Argentina como el Franklin Delano a EEUU, de la recesión.



Pero todo se acaba en esta vida…

Claro, después todo lo que vino! Llegó el 2001/2002, me despidieron de OSECAC, no había nada, intenté por la Patagonia. Me había divorciado de Gabriela, la madre de mi tercer hijo, Flavito o Flavio. Ella me convenció de salir, de venirme a Europa. Compré un pasaje a Italia, a Milán, porque ese iba a ser mi destino, y lo cambié dos semanas antes por Tenerife, dónde vivía una chica cordobesa amiga. Entregué el departamento al Banco Nación, vendí el Fiat Uno, le dejé plata a mis ex mujeres y llegué a Madrid con 600 dólares, una irresponsabilidad vista desde ahora, y desde antes también, con 42 años. De Santa Cruz de Tenerife, ciudad hermosa si las hay, al sur de la isla porque en Santa Cruz ni La laguna había trabajo, me contrataron en el Aeropuerto Reina Sofía y en los hoteles, haciendo de todo.

Hasta este año 2002-2003 no sentía nostalgia, eso vino después, ..incluso después de irme de Tenerife a Italia, donde estuve un año, porque me decidí a convalidar abogacía y para ello intenté en Italia, pero en la Universidad de Torino me convalidaban pocas materias, además Italia estaba menos bien en esos años que España. Tomé el Navi Velocce desde el puerto de Génova a Barcelona. Comienza la convalidación y trabajando en lo que saliera, por los horarios, por los exámenes. Aquí Eduardo, no te conoce nadie, y empezás desde cero en todo… en todo. Es una página en blanco, dónde tenés que escribirla desde el margen izquierdo.


Y convalidas la carrera de abogacía para ejercer en España…

Sí. Finalizo los estudios en el 2006 y en el 2008 el máster que te habilita a trabajar en la abogacía y me colegié en Tarragona, trabajando alternativamente entre Barcelona y Tarragona; me tocaron defensas de gente de varios países, y entre ellos de hermanos uruguayos, otro chico de Buenos Aires, que estaba en Málaga, en fin… muchos casos.


Un trabajo difícil el de abogado penal, que no es para cualquiera Marcelo

Como siempre digo, mi deber es defender los intereses y la persona de mi cliente, tanto si es por contratación particular o de mi representado, como si es por el turno de oficio. No soy el Papa, ni un cura o monaguillo, yo debo defender los intereses, la libertad, la persona de mi cliente, como me sucediera con otros argentinos, que estaban hasta el cuello en casos penales y a todos les conseguí sacarlos afuera y que quedara en nada o por lo menos muy poco.


Tuviste un momento difícil, queriendo volver a la Argentina…

Ya vencí la nostalgia que en el 2007 casi que me hizo volver. Se me dio por escuchar tangos y con motivo de la Fiesta de los 25 años de la promoción 78 de la ENET Nº 1 de Leones, hice una carta esa noche, la puta, como se sufría, mirando la ventana que daba a la Plaza Europa de Lleida donde viví unos años, después me fui a Tarragona. Me salió una linda carta que se leyó en el acto. Contaban los ex compañeros que muchos de ellos lloraron y también muchas madres, porque en Leones hay un muchacho muerto en la guerra de Malvinas, el soldado Allende, pero muchos fueron a hacer el servicio militar al RIM 25 de Sarmiento, Chubut, que es el regimiento que combatió en Darwin, Malvinas. Fueron esos días, los míos, en que se sobrevivió como se pudo… hasta que se pasa y se sigue adelante… porque hay que seguir.

¿El regreso? Se postergaaa, se postergaaa!!!! y hace que la vida transcurra entre este aquí, en esta orilla del Mediterráneo, y allá, la otra orilla, porque es inevitable que así sea. Pertenecemos a dos lugares diferentes, éste que no es nuestra casa, adónde llegamos… Pero volvernos ¿Volver, después de doce años? Para eso me hubiera vuelto cuando llevaba aquí menos años. Estuve hace poco, entre el 1 de junio y el 10 de septiembre 2013, cien días justos, y la comparación surge de forma inevitable.


Argentina, aquella realidad

El centro y los mejores barrios de Buenos Aires, Córdoba o Rosario se ve bien, pero después observas esa asimetría, esas diferencias entre el Cerro de las Rosas de Córdoba o Palermo y las afueras, y en Carlos Paz, en la ciudad dónde viven mis hermanos y mi viejo ves en los barrios de las afueras, chicos desnutridos, muy desarrapados, en pleno invierno, mucho caos, sin electricidad en verano, sin gas en invierno, todo tan desorganizado, tan innecesariamente mal organizado, mal distribuido, dando una imagen de tercermundismo impresentable en un país que nada en petróleo y gas, porque si lo tuvieran que comprar a otro país, vaya y pase, sería aceptable, pero han hecho los diferentes gobiernos y éste en particular , de esa sociedad algo tan chapucero, impresentable, que no resiste análisis con lo que pasó en el invierno pasado con el tema gas y ahora con quince días sin electricidad en pleno Buenos Aires (Navidad 2013), nada menos que la capital de la República Argentina.

ENTREVISTA DE EDUARDI ALDISER – PONTEVEDRA 2014