Consuelo Bermúdez de Nikolin – Libro Un puente azul

 

 

 

Consuelo llegó siendo muy pequeña al puerto de Buenos Aires, Argentina. Cuando amarró el trasatlántico Alcántara de la Mala Real Inglesa, buque correo, de pasajeros y cargas, la familia Bermúdez que llegaba de Vigo, cruzaba sus miradas llorosas con las del padre y hermano que ya vivían desde hacía unos años en la capital porteña… toda una historia de inmigrantes la de Consuelo Bermúdez.

 

Durante muchos años fue plasmando en relatos breves sus recuerdos lejanos en el tiempo y la distancia. Con frescura, nitidez, calor, emociones… nos invita a cruzar ‘Un puente azul´ que lleva a Baio, en la Comarca de Zas, Provincia de La Coruña, Galicia, España. Como ya ocurriera con su vecino de Finisterre, Jesús Alonso Olveira aquí también emerge el recuerdo del “guillén”, como llamaban en la época los coruñeses de la provincia al autobús que enlazaba con la ciudad de La Coruña con su  mítica Torre de Hércules.

En el libro «Un puente azul» escrito por la hispano argentina Consuelo Bermúdez de Nikolin, todo es natural y, si se conoce Galicia, con sus innumerables ríos, arroyos y regatos, las descripciones se plasman al momento en imágenes reales… así son, así borbotean sus aguas, así el aire está repleto de aromas campestres.


Y así habla Consuelo, con su verbo cristalino, puro, emocional, y nos dice en “América, una esperanza” …

“Tendría yo menos de siete años… papá, periódico en mano, conversaba con alguien, nombrando a Perón y a Buenos Aires con entusiasmo (¿Habrá sido cuando la esposa de Perón, Evita, visitó a España?) Yo me preguntaba qué era eso de Perón, no me sonaba como el apellido de una persona; para mí, en Galicia no había esos nombres.

Gerardo, mucho tiempo después, nos contó que entonces había problemas con la panadería, papá tuvo que endeudarse para pagar una multa que le puso el gobierno por comprar una cantidad de trigo superior a la permitida. También habían muerto varios animales; yo me recuerdo acompañando a mamá al sacar de la cuadra pequeña un ternerito muerto y arrastrarlo hasta el agua para enterrarlo. Y la persecución política era un peligro, aunque mamá, ya en Buenos Aires, decía que los fugitivos foucellas no se nos acercaban porque éramos muchos chicos y podíamos delatarlos y gracias a eso tampoco nos comprometieron. Pero papá temía por él y por nosotros. Por eso tomó la decisión y le insistió a su hermano Modesto hasta que los reclamó a él y a Julio para Buenos Aires.


Los días previos a la partida al Nuevo Mundo

Cuando el viaje se acercaba, una tarde llegué a casa y encontré a mamá en el comedor llorando muy fuerte, soltando su congoja creyéndose sola, mientras planchaba la ropa de Julio y papá y la iba colocando en el baúl; me quedé unos instantes mirándola triste, respetando su llanto y me pregunto hoy por qué no corrí a su lado y lloré (como estoy llorando en este momento), abrazada a ella. Quizá, a pesar de los sentimientos, no teníamos la cultura de los besos y los abrazos como ahora.

Y llegó el día de la despedida. Tal vez como defensa contra el dolor, mi memoria borró el instante último y sólo recuerdo, a la mañana con la luz eléctrica todavía encendida, que desde mi cuarto vi a Julio yendo por el pasillo hacia la escalera llorando, mientras se ponía el cinturón. De papá, nada. Elvira sí, lo recuerda abrazado a mamá, los dos llorando en el rincón de la alacena. Era el final de agosto de 1948

Y el relato de “América, una esperanza” continúa… como aquí, en cada frase, en cada párrafo… estamos ante un libro muy bien escrito, donde los sentimientos salen a nuestro encuentro, nos hacen partícipes de ellos y, siendo uno también inmigrante… paradojas del destino, argentino en Galicia, más de una vez hay que llevarse las manos a los ojos, que lagrimean.


Un puente que existe entre las costas del Atlántico

`Un puente azul´, que bien podría haber tenido un subtítulo enmarcando donde están las cabeceras del mismo – Galicia y Argentina o Baio y Buenos Aires -, es un conjunto de gratos relatos que tienen la virtud de lo universal, recuerda aquello que nos contaron otros inmigrantes, nuestros abuelos, llegados de tierras distintas a las gallegas, pero con la misma añoranza y recuerdos.

Fue presentado por primera vez en la sede de la Asociación Benéfico Cultural del Partido de Corcubión, Bartolomé Cruz 1871, Vicente López, Provincia de Buenos Aires, Argentina, en el atardecer invernal del 30 de agosto de 2013… sesenta y cinco años después de aquel otro agosto recordado por Consuelo en Baio que, como todo Zas, pertenece al partido judicial de Corcubión.


Ángeles Ruibal, voz amiga en la Asociación ABC de Corcubión, de Buenos Aires

La cantante pontevedresa Ángeles Ruibal, de gira en Argentina, participó en la presentación del libro de su paisana coruñesa Consuelo Bermúdez de Nikolin. En la mesa de presentación, la autora junto a su paisano Ramón Suárez, conocido como O Muxo, colega nuestro con programa para la colectividad gallega en Buenos Aires, pontevedrés de Salvatierra, fue el maestro de ceremonia. El presidente del ABC de Corcubión, don Carlos Ameijeiras Miñones, y la poeta y escritora Marita Rodríguez-Cazaux, acompañaron a la escritora y hablaron de autora y libro.

Además estabá arropada por sus hermanas Elvira, Lola y Mucha Bermúdez. Las dos últimas expusieron trabajos pictóricos y artesanías, donde también había colores y técnicas gallegas ancestrales. Junto a estas coruñesas, estaba la pontevedresa, Ángeles Ruibal, que les regaló la versión de un alalá con versos de Rosalía de Castro, coruñesa de Padrón, cantado con toda su profunda intensidad, capaz de emocionar a más de un gallego presente… y aún a argentinos!

Un libro que vale la pena tener, leer y releer. Son momentos mágicos de una familia panadera de Galicia, que siguió siéndolo en Argentina y ahora muestra su arte culinario y el saber hacer en cada local de La Juvenil en los principales barrios de Buenos Aires. Una magia que fue amasando en años Consuelo Bermúdez, con mucho arte, con palabra fresca y sentimientos a flor de piel. Lo podemos pedir a Ediciones El Escriba editorial@edicioneselescriba.com.ar . Seguramente esta obra será reeditada varias veces, es una joyita literaria.

Agradecemos a María González Rouco el aporte de fotografías

NOTA DE EDUARDO ALDISER – SETIEMBRE 2013