Perón y Evita – España – Aquel trigo

Cuando llegué a España en 1983 recién tuve conocimiento de ese hecho que ha diferenciado a Argentina del resto de países del mundo, en la postguerra civil española. Aquí mismo hemos relatado que quien firma los primeros acuerdos para el envío de comida a España fue el Dr. Ramón del Castillo durante su presidencia, apenas finalizada la contienda entre hermanos en esta península ibérica. Sin embargo fue durante el gobierno de Perón que se dio un gran impulso a ese acuerdo, que se mantuvo vigente hasta comienzo de los años `60.

 

 

Eduardo Aldiser – Recuerdos que afloraron al ver la miniserie «Carta para Eva»

En Mayo 2013 se ha reavivado aquella etapa de los años cuarenta, cuando desde Buenos Aires se rompió el aislamiento internacional contra el gobierno de Francisco Franco, que a la postre terminaba pagando el pueblo. Ha sido por la emisión en La 1 de RTVE Televisión Española de un magnífico doble programa, la emisión de la primera parte de la miniserie Carta para Eva y del documental «La sombra de Evita… volveré y seré millones». En la miniserie al General Perón lo encarna el actor cordobés Héctor Colomé y a Eva Duarte de Perón la actriz porteña Julieta Cardinali.


De paseo por la Puerta del Sol, con encuentros fortuitos

Al llegar a Madrid con mi amigo Alberto Tranier, rosarino él, nos ocurrió que, más de una vez, al escucharnos hablar con acento argentino, madrileños que ya que peinaban canas nos detenían en la calle… un día recuerdo que ocurrió en Puerta del Sol con un matrimonio… y se pusieran a hablar con nosotros. Siempre el motivo era el mismo, nos agradecían aquel trigo argentino. Cuando lo contaba a mis amigos por allá, me decían que posiblemente les hayamos mandado el trigo con gorgojos. Mi respuesta era que también los gorgojos alimentan… hecho este que ahora está de actualidad, nos preparan para que comencemos a comer escarabajos, hormigas, gorgojos y lo que caiga.


Cuando Evita vino a España

De cada encuentro fortuito salíamos exultantes. Comprendíamos la importancia que tuvo aquella decisión política que tuvo su zenit con la visita de Eva Perón en 1947, tan bien relatada en nuestra serie de seis notas por Rodolfo Ghezzi, con diálogos de Eva Perón con el embajador español en Buenos Aires, Juan María de Areilza, una de cuyas frases se utilizó en el guion, pero sin mencionarlo a Areilza en los programas de RTVE… tal vez porque luego fue una figura importante en la transición española, y se trata de hacer olvidar que en esta etapa histórica de España hacia la democracia, fueron protagonistas tantos altos cargos o funcionarios del gobierno de Franco, empezando por Adolfo Suárez.

Pero de todas las veces que me siguen recordando, con emoción y agradecimiento, muchos amigos o conocidos españoles lo que significó para ellos aquella comida enviada desde los puertos de Argentina, voy a relatar el más destacado que he vivido.


Ocurrió en Tordesillas y así me lo contó quien fuera su alcalde

Viajábamos hacia Galicia a principio de 1984 para participar en la Fiesta de la Lamprea de Arbo, orillas del río Miño, provincia de Pontevedra, con Luis Buceta Facorro, un gallego de esos parajes residente desde joven en la capital del reino. Paramos para repostar en una gasolinera a la altura de Medina del Río Seco, a unos 200 km de Madrid, pasando la ciudad de Tordesillas.

Me anticipó que me pasaría si estaba el padre de los propietarios, que había sido durante décadas alcalde (intendente) de la ciudad del famosos Tratado de Tordesillas. Y ocurrió tal como me lo dijo. Me presentó y al escucharme con acento argentino (creo que Don Manuel se llamaba), me dio un abrazo fuerte, firme, de corazón. Y a continuación me dijo más o menos estas palabras…


Testimonio

“Mire amigo, yo siempre abrazo así a los argentinos cuando me los presentan. Pasada la guerra estábamos viviendo un momento de gran estrechez en Tordesillas. Un día nos enteramos que desde el puerto de Vigo venían camiones hacia Madrid con vuestras carnes, trigo, aceite… Nos fuimos a la Nacional 6 a esperarlos, con fusiles y otras armas. Nos pusimos en la ruta y apuntamos al primer vehículo, obligando al conductor a detenerse y con él, a toda la caravana. Con nuestras armas en ristre me presenté como alcalde y les exigí que nos dejaran comida, parte de una de las cargas. Ante nuestra decisión, lo hicieron, descargamos las mercancías y los dejamos seguir. Si no hubiera sido por esa comida de Argentina, amigo, se me hubieran muerto no menos de quinientos vecinos

¿Saben que les digo? Que muchas veces debemos analizar las cosas, a toro pasado como se dice aquí, y valorar aquellas decisiones de gobiernos argentinos que han sido o son dignas de elogio. Por ese gesto, los argentinos solemos recibir un trato preferencial en España. Podríamos decir que nos lo hemos ganado…

EDUARDO ALDISER – PONTEVEDRA 2013