Guillermo Vendrell – Un argentino en Badalona

Sí, Guillermo Vendrell, el mismo que viste y calza con atuendos criollos cuando llega, cada año, el Festival de Gauchos en Europa; el mismo que nos ha contado cómo fueron esos años juveniles en su Caseros histórico y bonaerense; ese muchacho de Argentina con raíces maternas en la provincia de Córdoba, que nos llevó de visita por Vicuña Mackenna; el dirigente del Casal Argentino de Badalona, localidad barcelonesa a la que llegó en 1978, volviendo a la tierra de sus abuelos, y que nos ha contado cosas como que…

Me llamo Guillermo Vendrell

“Soy de Caseros, en la Provincia de Buenos Aires, con sus calles de barro, reparto de soda, pescado, hielo, y la panificadora con tiro de caballos. Hasta los carros de la basura eran de caballos. Mis abuelos paternos eran de Reus y de Esplugues de Francolí, en la provincia de Tarragona. Se fueron a hacer las américas a finales del 1800. Tuvieron tres hijas y luego nació mi padre en 1913 y mi tío en 1914. Ellos son de Godoy Cruz, provincia de Mendoza.

Pero mi padre con 13 años y mi tío con 12 salieron escondidos en un vapor desde el puerto Buenos Aires y se vinieron con la familia a vivir en Cataluña. Vivían en la calle Pere IV del Poble Nou de Barcelona y como mi abuelo trabajaba de fogonero en la fábrica textil Vicente Illa, al final acabaron también de ayudantes. Mi padre y mi tío que iban a llevarles el almuerzo, se quedaba a ayudar. La llegada de la República y los grandes avances permitieron que mi padre pudiera estudiar una carrera que hasta el momento no era posible. Así estudio electricidad hasta la categoría técnica. Fue voluntario a defender la República respondiendo al llamado para formar nuevos pilotos. Al finalizar con la derrota del pueblo, fue a parar a un campo de concentración en Francia y de ahí logró llegar a Argentina.


¿Se acuerdan de la Birome?

Mi padre desarrolló los sistemas de automatismos para montar la planta que comenzó a fabricar la Birome. Mi madre trabajaba en casa del señor Meine y fue a la línea de montaje de los tanques de tinta. Allí conoció a mi padre que desarrollaba las herramientas que permitieran optimizar el funcionamiento del invento del húngaro Ladislao Biro, la bolilla. Lapicera a bolilla, el ahora famoso bolígrafo.


¿Si he pensado en volver?

En fin que volver no sería igual, no iría a vender bolis sino a descansar en una casa, mi casa de Caseros donde nací, y viví la mejor parte de mi vida. Después vino el fin de la inocencia y la realidad se presentó con expresiva clarividencia.

No tenía pensado emigrar, pero cuando llegué a la mayoría de edad, había alguien que decidía que el pueblo no estaba preparado para votar y daba por tierra con los gobiernos elegidos según el sistema democrático establecido. En 1973 no podía votar por estar bajo bandera, al finalizar “la colimba” empecé de nuevo en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, y allí llegué hasta tercer año.

El día que iba a rendir los finales de química, la policía que puso el ministro Ivanissevich intentó detenerme. Había sido elegido como delegado y participaba en el consejo de la Facultad, ya habían desaparecido algunos conocidos. Fue un flash, una fracción de segundo, corrí con dos policías detrás hasta la plaza de los Dos Congresos y me refugié en una casa regional de una comunidad de España, donde había estado una vez en un acto de la Cofapeg. Dejé de estudiar y trabajé en la fábrica de fumigadores Potente en Liniers. Tiempo después, agobiado, decidí irme de Argentina. Vivo en Badalona, pegado a la ciudad de Barcelona.


Cómo no recordar a mi querida ciudad de Caseros

Tengo muchos recuerdos de Caseros, de Argentina en general. Sentir esos olores de asado del sábado, de pastas del domingo, fútbol por la tarde, charlar y salir a la vereda en verano, tener las ventanas abiertas, entrar en casa de los vecinos con respeto pero sin temor, con confianza. Hacer favores y que los hagan sin que nadie se le ocurra pensar que tiene que pagar o quiera cobrar por lo que ha hecho, la solidaridad, el compañerismo, los amigos, el barrio, las calles que aunque no vivás son el decorado de tu vida”

Te esperamos siempre por aquí, Guillermo, que seguramente volverás galopando en 2014 cuando los Gauchos en Europa nos convoquen con sus jornadas de folklore, galopadas, destrezas criollas, empanadas, vino, el asado a la parrilla, choripán, mate, tortas fritas y lo que haga falta.

ENTREVISTA DE EDUARDO ALDISER REALIZADO DESDE MADRID