El Rusito de Gagliardi por Eduardo Aldiser

Habiéndose distribuído la población inmigrante que llegó a la Argentina en grandes contingentes, desde el último tercio del Siglo XIX hasta las primeras décadas del Siglo XX, Buenos Aires ha sido la catalizadora primera de esa corriente centro europea y del Valle de Becá o Bekaa en Líbano y las regiones cercanas de Siria. En 1910, cuando se celebraba el primer centenario del país del Plata, en la Capital había 10 inmigrantes por cada nacido allí, siendo en muchos casos los «locales», hijos de la misma inmigración de décadas atrás

 

 

 

 

El tano le dijo al gallego…

Y así, los autóctonos etiquetaron por diversas circunstancias a los que llegaban. En la tierra de los porteños se aplicó lo de tano, la parte final de «napolitano», para referirse a los italianos. Esta denominación se troca en la pampa argentina por la de gringo. Como los que venían de España eran en su mayoría gallegos o el puerto de salida había sido Vigo en la mayoría de los casos, los españoles pasaron a ser los gallegos… que por pronunciación aporteñada y escritura fonética, se transformaron aún en gayegos. Los franceses pasan a ser unos franchutes y donde se instalaron colectividades europeas concretas, surgieron apelativos locales para definirlos a esos holandes, galeses, alemanes, croatas, polacos, ucranianos, búlgaros, rumanos… que nos ayudaron, como hicieron mis abuelos y los de Gagliardi, los itálicos, para aumentar la producción e importancia del gran país del conosur americano.


Cuando el pasaporte marcaba la procedencia

Otras grandes corrientes de inmigrantes lo integraban, por un lado, los creyentes judíos venidos de Rusia misma o de países ocupados por ésta… y así todos los del Báltico, polacos, ucranianos, georgianos y compañía, llegaban con pasaporte ruso… los otros judíos que venían de Alemania u otros países europeos, no se salvaron de la generalización, los rusos… de donde se deriva «El Rusito» que escribió Héctor Gagliardi y que he recitado en una soleada mañana de marzo 2015, en el «lugar» de Santa Margarita, aldea de Mourente o Morente (Miren de donde venía el jugador de Boca!) en las afueras de Pontevedra antes, ahora integrada como barrio de la capital provincial gallega de las Rías Baixas o Bajas.


Y allí están los cientos de miles de turcos que pueblan Argentina

…que en realidad son, en su gran mayoría, libaneses del Valle de la Becá o Planicie de Bekaa, también sirios de la región… por eso cuando apuntamos mejor, decimos los sirio libaneses. La mayoría pertenece a la religión cristiana en su variante oriental de maronitas, seguidores de San Marón. A finales del Siglo XIX hubo, como ahora mismo, un recrudecimiento de persecución religiosa en la región. Ello provocó la huida de muchos fieles del cristianismo a diversos países, uno de ellos Argentina… donde llegaban con pasaporte turco, porque la región había sido invadida por el Imperio Otomano. Realmente turcos turcos, hay muy pocos en el país, pero siempre hablamos del Turco Cafrune, el Turco Menem… todos de familias árabes sirias o libanesas.


El enfoque de Gagliardi para definir a ese compañero rusito

Héctor Gagliardi está entre la poesía y la glosa tanguera. Sin embargo su verso limpio, claro y transparente, tiene bases muy sólidas de cómo se pensaba en la Reina del Plata de los años centrales del Siglo XX. Nos muestra a su condiscípulo como alguien que sabe negociar, que tiene mucho apego al estudio, unos deseos enormes de alcanzar su meta… en este caso, ser médico… estudiar incluso el violín. Hace una radiografía del personaje que nos lleva a recordar a los rusitos que tuvimos cada uno de nosotros en su clase. En mi caso, varios compañeros míos del Normal 3 Mariano Moreno de Rosario, provenían de familia judías. El contínuo peregrinar de esta colectividad religiosa, no siempre por voluntad propia, le ha llevado a que sus integrantes se preparen lo mejor posible para enfrentar la vida que, si es difícil para todos, lo es más aún cuando hay persecuciones de por medio.