Nuestro recordado buen amigo y Académico Correspondiente en Madrid de la Academia Nacional del Tango, Rodolfo Ghezzi, con gran sentido de la oportunidad nos entregaba una nota que compendia tango y fútbol. Por éste último el protagonista principal es el Fútbol Club Barcelona, campeón de aquel año… 1928!
Nos contaba Rodolfo que…
El domingo 20 de Mayo de 1928 en el estadio El Sardinero de Santander se disputó la final de la Copa de España entre la Real Sociedad de San Sebastián y el Fútbol Club Barcelona. Vascos y catalanes llegaban a ese partido decisivo con la gran tensión que este tipo de acontecimientos depara siempre en los días previos al encuentro, que será el primero de tres que terminará con el triunfo por 3 a 1 de los azulgranas el 29 de junio de ese año.
Vaya público selecto que tenían en El Sardinero
Recordar este partido de fútbol en nuestras historias de tango, tiene sentido: allí se conocerán el poeta Rafael Alberti y el cantor de tango Carlos Gardel. Este último estaba realizando su tercera gira por España actuando en Madrid y Barcelona. Entre sus amistades figuraba José Samitier, jugador entonces y posteriormente entrenador. Con la delegación del equipo viaja a Santander “El Zorzal Criollo”.
Allí también está Alberti, acompañado por José María de Cossío. El partido se desarrolló con varios episodios de violencia a punto tal que el portero del Barcelona terminó la primera parte seriamente lesionado en la cabeza. Se llamaba Franz Platko Kopiletz, había nacido en Budapest, Hungría, el 2 de diciembre de 1898 y fallecido en Santiago de Chile, el 2 de septiembre de 1983.
Vemos la foto periodística tras la batalla futbolística, en la clínica donde atendieron a Samitier y Platko. Con ellos está Carlos Gardel.
El poeta gaditano dedicó una Oda a este futbolista. Recuerda en sus memorias de La arboleda perdida, que el guardameta “apareció de nuevo, vendada la cabeza, fuerte y hermoso, decidido a dejarse matar” (*). Lo que el poeta del Puerto de Santa María ignoraba, era que el aparatoso vendaje que lucía el arquero había sido obra de Carlos Gardel, que en el vestuario hizo las veces de improvisado enfermero.
El gaditano se rindió ante el canto del Zorzal
En las memorias citadas recuerda que por la noche se reunieron en el hotel y “una persona que nos había acompañado a Cossío y a mí durante el partido, cantó, con verdadero encanto y maestría, tangos argentinos. Era Carlos Gardel” (*). Después de aquélla fiesta donde ambos participaron con la delegación catalana, vivieron una experiencia con tintes muy divertidos en una excursión que realizaron por Palencia.
En Palencia pasaron cosas. Así la relato luego Rafael Alberti
“Gardel era un hombre sano, ingenuo, afectivo. Celebraba todo cuanto veía y escuchaba Nuestro recorrido por las calles de la ciudad fue estrepitoso” (*). Y continúa con una serie de anécdotas jocosas y el recuerdo de la tarjeta recibida meses después en Madrid, donde Carlos Gardel aludía a ese episodio y le enviaba recuerdos. De este acontecimiento se acaban de cumplir ochenta y tres años. Carlos Gardel falleció siete años y un mes después, el 24 de Junio de 1935 en el accidente de aviación ocurrido en el Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, Colombia. Han pasado ya muchos años.
(*) “La arboleda perdida”: Rafael Alberti. Páginas 248 y 249. Editorial Bruguera, Barcelona, España. Septiembre 1982
Rodolfo Ghezzi, locutor y periodista argentino – Residió gran parte de su vida en España, entre Madrid y Colmenarejo
EDICIÓN DE EDUARDO ALDISER – MADRID 2011