Ha nacido para nunca dejar indiferente a nadie. Su personalidad y la capacidad innata para ejercer la comunicación en distintos formatos, emanando desde su belleza como mujer, una inteligencia y velocidad mental difíciles de desarrollar, si no se traen ya en los genes o donde sea. Ella no era Mirtha ni Legrand… pero todo lo consiguió
Sus raíces, bien en el suroeste de la Provincia de Santa Fe
Cuando viajaba a Villa Cañás (o tal vez Villa Cañas, como la vieja población toledana de España), allá donde la provincia de Santa Fe está próxima a los límites con Buenos Aires, Córdoba y La Pampa, una de los primeras cosas que me decían, que de allí era Rosa María Juana Martínez Suárez, hasta mis amigos Elbio y Edgardo Martínez que conocí en Rosario y eran del vecino pueblo de Santa Isabel, que estaban medio emparentados. Tenían y tienen razón para decir orgullosos que allí ha nacido Mirtha Legrand.
Siendo importante toda su carrera, es sin dudas “Almorzando con Mirtha Legrand” su mayor logro. Cuántos mediodías rosarinos habré comido viendo su programa, siempre interesante. Era como prolongar la mesa del comedor de uno en aquella que estaba tendida en el plató de los distintos canales por los que fue pasando, sin decaer su interés y gancho con el público.
Es de una época de actores y actrices muy importantes en Argentina y su destino de comunicadora la coloca en paralelo con otra fuera de serie, Tita Merello. Todo ello la llevó a ser ganadora de importantes premios, ser Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y contar con biografías como: «Mirtha Legrand, la verdadera historia de una diva», de Néstor Romano (Ed. Urraca, 1995) y «Mirtha Legrand, 40 años y una vida en televisión», de Néstor Montenegro (Ed. Corregidor, 2008).
Casada con otro grande, Daniel Tinayre, dirigida por él (productor hasta su muerte de “Los Almuerzos”) o por otros cineastas como Luis Saslavsky , Manuel Romero o Francisco Mujica, entre otros, llegó hasta nosotros desde la gran pantalla en 36 películas, siempre con personajes que nos quedaban grabados. Cuando el tiempo se lo permitía hacía teatro y aún programas de radio.
Cuando Mirtha Legrand estuvo en Rosario
Como siguiendo el destino de muchos de los que somos de la región pampeana de Santa Fe y Córdoba, fue durante unos años rosarina, mientras estudiaba en los primeros años de la escuela primaria, allá por 1934, junto a su hermana gemela y también actriz, Silvia Legrand, en esa familia tan vinculada al cine. Su hermano José Martínez Suárez, unos cuantos años mayor, ha sido director en esa industria que pasaba por entonces en Argentina por un gran apogeo.
Ya en 1936, huérfana de padre, su madre decide que se radicarían en Buenos Aires, viviendo en el barrio de La Paternal, con las gemelas estudiando en el Instituto PAADI y en el Conservatorio de Arte Escénico. Poco tiempo de haber llegado, Rosa María Juana, la futura Mirtha Legrand, participó y ganó un concurso de belleza y es condecorada por el presidente de la República Argentina de ese momento Roberto Ortiz.
¡Si habré visto en el Cine Esmeralda de Rosario películas de Mirtha Legrand!
Poco después, en 1940, debutan las muchachas de Villa Cañás en la película “Hay que educar a Niní” con otra artista genial argentina, Niní Marshall. Viene después “Novios para las muchachas” y con sólo catorce años le llega a la todavía Rosa María, un rol protagónico en la película “Los martes, orquídeas” de 1941, junto a todo un Juan Carlos Thorry. Ya se ven los mimbres de las hermanas y es un conocido hombre de la industria del cine, Ricardo Cerebello, quien es interesado para representarlas. Fue quien las rebautizó y desde entonces conocimos como Mirtha y Silvia Legrand a María Juana y María Aurelia Martínez Suárez… esas niñas que vieron dar sus primeros pasos los villacañenses santafesinos. Y la historia continúa…
REDACCIÓN Y EDICIÓN DE EDUARDO ALDISER – MADRID 2011