El ilustrador, pintor y escultor argentino Justo Barboza, nacido en San Juan, Argentina, con una larga, prolífica e importante carrera artística en España, nos relata su trayectoria profesional.
De nuestro compatriota se pueden ver obras en Madrid, otras ciudades de la Comunidad de Madrid y museos y salas de arte de España y Europa. Hoy él mismo, con su acento sanjuanino felizmente no perdido, instalados en un bar de la Plaza de Quevedo, hace un repaso de su vida profesional…
Nos cuenta Justo Barboza
Inicié mi formación en mi provincia cuyana de San Juan en Argentina. Hacia 1960 me inscribí en los talleres del Instituto Superior de Artes, bajo la orientación del grabador Nello Raffo y de la pintora Leonor Carrieri. En el año 1961 me hicieron responsable de las clases de dibujo. En ese Instituto, que luego pasó a formar parte de la Facultad de Artes de la Universidad de San Juan, fundé el gabinete de Fotografía y Filmación y ocupé los cargos de Jefe del Departamento y de Secretario Técnico a cargo del Decanato de Artes.
Paralelamente, en el taller de Visión de Arquitectura, bajo la dirección de José Carrieri, inicié el aprendizaje de la escultura. Cuando comencé a trabajar junto a ellos, era un aprendiz de 19 años y puedo decirte que todas las propuestas que hacían allá, en San Juan, Argentina, por los años sesenta, siguen teniendo vigencia. En Córdoba comencé a aprender pintura con Enrique Mónaco y, una vez al mes, con él viajábamos a Unquillo para recibir clases de Lino Eneas Spilimbergo, ante quien yo fui presentado por mi tío Adolfo Colantonio, hermano de mi madre y compadre suyo, músico italiano radicado en San Juan. Hay que recordar que Spilimbergo trabajó algunos años en San Juan como empleado de correo y que, por mi tío lo supe, su Premio Nacional de Las Terrazas lo pintó inspirado en una escenografía de una ópera que se presentaba por aquellos años en nuestra ciudad.
Luego viene mi segunda etapa en Buenos Aires, donde comienzo a trabajar a partir de 1967, vinculado con el mundo de las artes gráficas y comencé a hacer exposiciones allí. Además de las artes gráficas fui haciendo cada vez más obras que tenían un sentido artístico y testimonial. Y luego en 1977, por razones de situaciones límites como le ha pasado a muchos, me vine a Madrid. El comienzo no fue muy duro, pero era un riesgo venir a un país donde nadie te conocía. También aquí la primera relación la tuve con el mundo editorial, comencé a colaborar con Anaya y luego con la prensa escrita.
Justo Barboza fue el ilustrador largo tiempo de la Editorial del Diario El País
En algunos trabajos que hacía para la ilustración he venido poniendo elementos que se aproximan en su estructura en el grabado. Y luego poco a poco llego a las obras volumétricas. Comencé en la escultura ya en San Juan. Todo estaba dictado desde una planificación a nivel teórico. Yo he ido accediendo a partir de eso y como en el grabado vine haciendo un trabajo de tipo caligráfico en una especulación formal que parte de la letra. A esas cosas también le fui dando volumen. Ya había trabajado en madera y aquí me inicié en la cerámica en la escuela del distrito de Moncloa. Además en el mundo de la prensa me pedían piezas para regalar a personalidades, trofeos… y así fui armando familias de obras año tras año. A su vez, con gente que tiene que ver con instalaciones urbanas, ya he desarrollado algunos proyectos míos.
Obra monumental de Justo Barboza en Leganés
El Momumento mío en Leganés, en la Comunidad de Madrid, es un trabajo iniciado en plano, en serigrafía y estampación, que después he ido complicando y que se ha convertido en un conjunto de volúmenes, con elementos de concentración. Esas láminas de acero esmaltadas, de colores, se integran en torno a un eje. Las he ido aplicando en torno a un despliegue que se hizo en acero. Todo esto a través de la propuesta “Encuentros” para una plaza en Leganés, la Plaza de la Constitución. Esto da lugar a otras esculturas en las cuales el criterio será siempre en torno a un eje, desde el cual emergen o se despliegan los elementos formales.
Se llama Justo Barboza a si mismo «dibujante»
Yo no podría decirte con exactitud, – comenta Justo Barboza, figura de la ilustración en España -, pero en términos aproximativos me considero un dibujante. Eso me permite llegar a obras que pueden ser más complicadas pero en sí es una labor de dibujante. Creo que esto me permite pensar en torno a la existencia misma y darle un correlato formal. Te da una gramática, un lenguaje, porque siempre son tentativas simbólicas. No tenemos otra posibilidad para quienes estamos en esto, en dar una respuesta a la existencia a nivel personal y también darle forma a esto que es la vida de relación, ya que me considero parte del conjunto. Constantemente en todo proyecto de trabajo, ya en grabado como en pintura o escultura, inicio búsquedas -y precauciones- mediante el dibujo y, porque, como así inculcaba Spilimbergo, debemos considerar a cualquier dibujo con la categoría de género autónomo.
Y ahora es cuando Justo Barboza nos habla de San Juan…
“Mi tierra es muy bonita y así la he encontrado. Esto en relación a que allí la gente no te atropella como en las grandes metrópolis, como Buenos Aires por ejemplo. Las calles tienen árboles, hay acequias, todo es muy plácido, hay tiempo, todo es muy persuasivo. Y por otra parte, en el arte creo que hay una actividad muy enfática, no solo en las artes gráficas sino también en la música, el teatro. Si bien fui por motivos de trabajo, para coordinar y realizar en 1986 la exposición: «Ilustradores y diseñadores gráficos de Madrid”, y estuve muy concentrado en eso, lo que uno retoma allí, en la provincia de San Juan, es el trato con la familia y los amigos. Una de las cosas que me resultaban importantes en la ciudad de San Juan era la de recuperar el de tema de las conversaciones con el mismo tono, el mismo deje y los mismos decires. Allí en la Universidad cada tanto me hacían una entrevista. Es la misma relación que me pasa con vos y con tu publicación, que te agradezco mucho»
Justo Barboza se fue por una calle del barrio de Argüelles, rodeando el monumento a Quevedo, y yo por otra, buscando Moncloa
ENTREVISTA DE EDUARDO ALDISER – MADRID 2009