Desde Barcelona, donde vive, el periodista argentino Roberto Daus que actualmente firma un buen programa de tango en Radio Municipal de Terrassa, rememora un encuentro con José Froilán González, ese gran corredor nacido en la tierra de los campeones, el Partido de Arrecifes, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 5 de octubre de 1922. Derrapó en la última curva vaya a saber hacia donde el sábado 15 de junio 2013.
Así introduce nuestro colega su nota: Eduardo, esta es una nota que le hice en 1999 a Froilán González. Yo estaba entonces en la en la revista F1 Racing:
Y ganó Ferrari – Silverstone, 14 de Julio de 1951 – Por Roberto Daus
José Froilán González entró en la leyenda
Una mañana de sol radiante en el otoño porteño por las calles céntricas de Buenos Aires rumbo a una cita con el pasado lleno de recuerdos, de pantalones cortos, de las radios de «capilla» que nos traían por las ondas las hazañas de los pilotos argentinos en los circuitos de la vieja Europa. Tiempos en los que la vibración de los relatores deportivos nos hacían volar la imaginación para visualizar aquel gol increíble que escuchábamos a través de sus voces o concretar en metros las diferencias horarias entre tal a cual corredor. Aquellos viejos receptores eran el cordón umbilical que nos mantenía en contacto con el mundo, la pequeña pantalla todavía no había irrumpido insolente en nuestros hogares.
Así, mascullando pequeñas cosas de nuestra infancia y con el objetivo de conocer que pasó aquel 14 de julio de 1951 en Silverstone llegamos al concesionario Fiat de la calle Uruguay al 100, ése era el lugar establecido para el encuentro y allí preguntamos por el Sr. Froilán González, amablemente un empleado de la firma nos guió hasta él. La cortesía es el primer rasgo que uno distingue del personaje, la cortesía y una sencillez que abruma, el trato que propone para la charla es inesperado y de agradecer.
La austeridad es la seña de identidad del pequeño despacho, una austeridad discretamente engalanada con diversos trofeos que hablan de un pasado glorioso, un hermoso cuadro que certifica el único triunfo de un piloto argentino en las 24 Horas de Le Mans preside la estancia. También extraña la tranquilidad y la parsimonia de movimientos de un hombre que fue un verdadero torbellino en las pistas, de un hombre que se le recuerda principalmente por su vehemente forma de conducción no exenta de calidad.
Pero vayamos a los orígenes de nuestro anfitrión, José Froilán González fue el primogénito del matrimonio constituido por Joselín y Magdalena, más tarde aumentaron la familia María Victoria y Oscar León. José nació el 5 de octubre de 1922 en Arrecifes, una población de la Provincia de Buenos Aires que es la cuna de grandes figuras del automovilismo argentino, pero sin duda el piloto nacido en esa tierra que alcanzó mayor prestigio internacional fue «Pepe». Es posible que esta confianza que uno cautelosamente se toma al mencionar al personaje por su apodo sea mal interpretada, pero la gran generosidad que adorna la personalidad de Froilán González nos acerca a un ser humano alejado de las vanidades terrenales que entorpecen las relaciones entre los hombres y a pedido suyo se estableció en nuestra entrevista el uso del tuteo. La primera pregunta nos pareció de primer curso, pero allá fuimos.
¿Cómo se produce el ingreso tu ingreso en Ferrari como piloto oficial?
«Por la baja del ingeniero Piero Taruffi, que era piloto oficial, yo había corrido el Gran Premio de Europa el 1 de Julio de 1951 en Reims como piloto invitado. En la vuelta 34, cuando lideraba la prueba me ordenan entrar a boxes para darle el coche a Ascari que había roto el eje trasero de su coche, Alberto volvió a pista en primer lugar pero a las tres vueltas lo pasó Fangio que ganó la carrera y Ascari quedó segundo. De regreso a Milán me llamó el «Viejo» (Enzo Ferrari) y me dijo «si vos querés hacer el contrato, vas a tener el mismo trato de Ascari y Villoresi. Yo te pago igual que a ellos, el mismo porcentaje», firmé sin mirar».
«Dos semanas después se corría en Silverstone y el «Viejo» ya tenía la carpeta sobre su escritorio. Poniendo una mano encima de ella, me dijo, «Froilán, me parece que en Silverstone les vamos a ganar». Yo no supe que decirle porque al circuito ese no lo había visto ni en fotos, pero estaba tan contento que todo me parecía posible. En una semana me había cambiado la vida. De no tener nada, así, de pronto, se me daban todas de golpe. Me acuerdo que volví a Milán como en las nubes, pero sin dejar de pensar en el compromiso que significaba Silverstone»
Y te vas para Silverstone
«Si, viajamos en el Alfa Romeo que la fábrica le había dado a Juan (Fangio), Juan Carlos Guzzi, Onofre Marimón, mi esposa Amalia y yo. El coche era grande con portaequipaje arriba que llenamos de bolsos y valijas. La primera parada la hicimos en Paris, al otro día nos levantamos temprano y cruzamos el canal. Llegamos a Inglaterra y nos fuimos a para Silverstone, una vez allí empezamos a dar vueltas Juan y yo con el coche en el que habíamos viajado. Después de dar unas cuantas vueltas, Juan me dice «aquí, me parece que se nos va a poner fiera la cosa con las Ferrari». Yo no le dije nada porque ésta iba a ser mi segunda carrera».
¿Qué pasó en los entrenamientos?
«¿Vos sabes que el día voy y hago el mejor tiempo? Me acuerdo como si fuera hoy, en la cuarta vuelta me ponen la bandera y entro a boxes. ¡Había hecho 1.44! Le saque 1 segundo a las Alfetas y a Ascari y Villoresi, estaban todos como locos, sin poder bajar sus tiempos. Estando en boxes se me acerca el mecánico Meazza y me pregunta si puedo bajar mi tiempo, le dije que me parecía que sí y me subí a la Ferrari, salí y batí el record del circuito con 1.43.4 a 161,851 Km/h. Al otro día llovió en la primera parte de los entrenamientos y cuando se secó la pista Ascari y Villoresi salieron pero quedaron a 2 segundos Alberto y a 2.4 Luigi, Fangio quedó con el tiempo del día anterior».
Y llegó el día de la carrera, con su anécdota incluida
«Yo tenía unos nervios bárbaros y como quince minutos antes de la largada no aguanté más y me fui volando para los baños. Al vuelo agarré el papel que me alcanzó mi señora y me metí en la primera puerta que encontré. No llegué a leer que decía «ladies». Ahí me quedé sentado un rato, pero era todo producto de los nervios, estaba hinchado de aire. Y de pronto escucho risitas agudas y cuchicheos. ¡Ja!, las inglesas debían pensar que la señora que estaba allí sentada no era muy pudorosa ¡Ni te imaginas las caras que pusieron cuando me vieron salir!».
¿Cómo fue la carrera?
«Después del numerito del baño me fui a la reunión de pilotos, en medio de la pista. Antes de largar un GP nos llamaban a todos para darnos las instrucciones reglamentarias, como se acostumbraba, porque en aquella época se movían mucho los autos y te sancionaban. Entonces el encargado de dar la salida, Charles Faroux, empieza a hablar en francés y gesticular con la bandera. No recuerdo quien estaba a mi lado y le pregunto «¿qué es lo que dice?», «Dice que el que se mueva antes de la salida tiene un minuto de recargo». ¡A la miércoles!, dije yo, que estaba en el lado de la cuerda, junto al que daba la largada.
Como el circuito era ancho, los autos se acomodaban en filas de cuatro y tres y así hasta completar la parrilla. Yo salí con las Alfetas de Fangio y Farina por el centro y Ascari con la otra Ferrari en el otro extremo de la primera fila, en la segunda estaban Villoresi, Sanesi y Bonetto. Entre los Ferraris y las Alfetas ocupábamos las dos primeras líneas de la parrilla, en la tercera línea estaban Peter Whitehead con un Ferrari 375 del equipo Thin Wall, Louis Rosier con Talbot Lago, Bob Gerard con un ERA y Duncan Hamilton con otro Talbot Lago, en los últimos lugares salían los dos BRM de Peter Walker y Reginald Parnell que habían llegado el día de la carrera y no habían hecho las pruebas de clasificación.
Bueno, estábamos desesperados por arrancar, ponemos la primera, bajan la bandera y los cuatro de la primera fila nos quedamos patinando. Pasaron los de atrás como bala. ¡Qué bronca que me agarró! Cuando llegué al primer viraje estaba cuarto, Fangio y Ascari venían detrás mio. Fue una largada mala. Primero lo pasé a Villoresi y cuando voy a hacer lo mismo con Boneto y Sanesi, en un zig-zag que había en el circuito me encerraron y me tiraron al campo. El zig-zag lo pasé derechito, tirando unos tarros que marcaban la curva, cuando volví a pista estaba justo detrás de ellos, en la recta los pasé y terminé la segunda vuelta en cabeza.
¿Y Fangio donde venía?
«Ésa era mi preocupación, al pasar por boxes me ponen la diferencia y en la séptima vuelta se empezó a acercar, en la décima me pasó y me pegué a él durante 28 vueltas. Como había hecho el mejor tiempo yo sabía que en algún lado debía estar la diferencia, la diferencia estaba en el auto y me quedé tranquilo, los Ferraris tenían mayor estabilidad en las curvas, también era conocedor que las Alfetas consumían más que nosotros y tendrían que parar a cargar combustible, y eso significaba unos 40 segundos de ventaja».
«De a poco nos fuimos Juan y yo y le sacamos una vuelta a todos, cuando estábamos por doblar a Farina se le reventó el motor, estábamos subiendo el zig-zag y ¡largó una humareda!, cuando volvimos a pasar por el lugar en la vuelta siguiente, unos auxiliares estaban trabajando con los extintores y Farina se encaminaba para los boxes con el mono lleno de aceite.»
Prácticamente la carrera estaba definida, con ustedes en la punta y los rivales lejos
«Bueno, faltaba que Juan entrara a reabastecer y lo hizo en la vuelta 38, yo me fui tranquilo y en el box de Ferrari estaban desesperados porque tenían miedo que no me alcanzara la gasolina y que sé yo cuantas cosas. Fíjate vos que en la vuelta 47, la carrera era a 90, para estar seguro paré y me bajé del auto porque Ascari había abandonado unas vueltas antes con la caja de cambios rota. Me pusieron 20 litros de combustible y me empujaron dentro del auto con la orden de seguir y me mandé a mudar, Juan al pararse había perdido mucho tiempo y estaba a más de un minuto. Volví a la pista en primer lugar y regulé las últimas 20 vueltas, al final gané con 51 segundos de ventaja sobre Fangio.»
¿Qué pasó a tu regreso a Maranello?
Fue una jornada gloriosa del automovilismo argentino, con el triunfo de José Froilán González en Europa, corriendo para Ferrari – «Creo que volvimos el miércoles posterior a la carrera para hacer las reuniones habituales donde se estudiaba todo lo que había pasado en la carrera. Cuando entré en el despacho, el «Viejo» ya tenía la foto de mi victoria en Silvertone y estaba loco de contento. Tuve que explicarle paso a paso toda la carrera y al terminar me pidió que le autografiara la foto y me regaló un reloj de oro con el “cavallino rampante” en el cuadrante y grabado en la caja.»
Así terminó la historia del primer triunfo de un Ferrari en el Campeonato del Mundo de Conductores de F1, así de simple nos la contó su principal protagonista, su artífice. Hoy a la distancia de casi medio siglo, se nos antoja un acontecimiento antológico. Nos despedimos de «Pepe» con un «hasta pronto», llevándonos la sensación que en cualquier momento nos encontraríamos en la mesa de alguno de los innumerables cafés porteños escuchando anécdotas de los tiempos heroicos de la F1. Gracias Maestro, muchas cosas nos quedan por aprender de tu inagotable sabiduría y de tu enorme humanidad.
José Froilán González, otro de los bonaerenses que triunfó en la Fórmula 1
José Froilán González disputó 161 carreras en distintas especialidades entre 1946 y 1960, de las que ganó 43, resultó segundo en 20 y consiguió 15 veces el tercer puesto. Entre las 43 victorias obtenidas se destaca la de las 24 Horas de Le Mans a los mandos de una Ferrari 375 «Plus» Sport teniendo como compañero de equipo al francés Maurice Trintignant, el 13 de junio de 1954. En 1951, disputando cinco de las siete carreras programadas en Europa terminó tercero en el Campeonato Mundial de Conductores a un punto de su jefe de filas en Ferrari, Alberto Ascari y a siete del campeón Juan Manuel Fangio. En 1954 obtuvo el Subcampeonato del Mundo de Conductores detrás de su compatriota Juan Manuel Fangio. Un palmarés impresionante si tenemos en cuenta que tuvo la poca fortuna de coincidir en las pistas con Juan Manuel Fangio, el piloto más grande de todos los tiempos.
Ganar en Inglaterra a los Alfa Romeo fue toda una proeza
Su victoria en Silverstone acabó con la racha invicta de los Alfa Romeo, con el mito de su imbatibilidad que venía de 1946, con los modelos 158 y 159 con los que habían triunfado en 27 presentaciones consecutivas, también fue la victoria de los motores aspirados sobre los comprimidos. Ésa había sido una apuesta de Enzo Ferrari que vislumbró el futuro de los motores atmosféricos y una revancha que el «Commendatore» se tomaba sobre su antigua marca. Desde aquella derrota, en Alfa Romeo pensaron seriamente en retirarse de la competición, hecho que se produjo ese mismo año después de la victoria de Juan Manuel Fangio en el circuito barcelonés de Pedralbes con la que el mítico «Chueco» obtuvo el primero de sus cinco títulos mundiales.
Los éxitos de las imbatibles Alfetas habían comenzado a ser historia. El 14 de julio de 1951, Ferrari abría el libro grande de su historia de la mano y con el talento de un piloto argentino, José Froilán González. Ferrari y González, dos nombres que permanecerán unidos para siempre en las páginas legendarias de la F1.
Argentina Mundo agradece a Roberto Daus por la reedicion de esta valiosa entrevista a Froilán González – Pontevedra 2019