El chileno Rosamel Araya – Andrés Hidalgo

Nuestro colega Andrés Hidalgo desde Berazategui, Provincia de Buenos Aires, Argentina, nos ha hecho llegar este trabajo realizado con una larga tarea de recopilación de datos en Buenos Aires y en Chile, sobre el gran cantante melódico Rosamel Araya que tuve la suerte de conocer y presentar hacia 1963 en la Fiesta Nacional del Trigo de Leones, Córdoba. Nos dice de Héctor Rosamel Araya Lizana...

 

Rosamel Araya
Por Andrés Hidalgo

Nació el 30 de agosto de 1936 en la localidad de Puerto de San Antonio, Valparaíso, Chile. Importante cultor del vals peruano adaptado a Chile, su voz y su nombre es reconocido dentro del auge de la llamada «canción cebolla» durante las décadas del 50 y 60 en su país. Rosamel Araya es parte de un grupo de intérpretes adscritos a un vals del Pacífico, de Guayaquil a Valparaíso, y donde también debemos ubicar a otros intérpretes como Lucho Oliva, Lorenzo Valderrama y Palmenia Pizarro


Rosamel Araya – Semblanza de un chileno

En 1955 comienza la vida artística de Rosamel Araya quien con un grupo de músicos amigos llamados artísticamente Los Ases del Pacífico, obtiene el primer premio en un concurso realizado en la emisora local de San Antonio. El Trío obtiene el segundo premio. Luego con un bagaje de sueños, los jóvenes artistas parten de su ciudad natal hacia Santiago, capital de Chile. Cuenta Rosamel Araya «Al partir de nuestra ciudad, el puerto de San Antonio, llevábamos como equipaje tres gastadas guitarras y una voz más que personal; todos estos tesoros iban unidos a unas ansias de triunfar que nos haría más llevadero el largo camino que teníamos que recorrer, hasta convertirnos luego, en los artistas más destacados y cotizados de la República Argentina».


Rosamel Araya y Los Ases del Pacífico en Santiago de Chile

Llegaron a la capital y luego de rendir prueba de suficiencia, quedaron contratados en la boîte El Picaresque, donde su empresario les abonaba la suma de ochenta pesos diarios, al mismo tiempo que eran incluidos en los programas de Radio Cooperativa Vitalicia. Pese a esta labor, con la que no pasaba nada en términos de proyecciones, Rosamel Araya pidió entonces entrevista al director artístico de RCA Victor, Don Roy a quien tampoco lograron interesarle. Estos pormenores no hicieron mella en el espíritu de los músicos de Rosamel, como tampoco en él. Decidió producir, pagando con dinero en efectivo, su primera grabación. Fueron 500 discos 45 rpm con dos temas: Amor prohibido y No, no digas nada. Este desembolso también fue inútil y, aunque resulte paradójico, lo único que ganó fue una gran experiencia. Tampoco se desilusionaron los tesoneros muchachos con este nuevo traspié. Sus esperanzas renacieron cuando un argentino les ofreció a llevarlos a Mendoza.


Rosamel Araya cruza Los Andes – Mendoza

Nadie es profeta en su tierra. En 1958 con 21 años de edad, Rosamel Araya llegó a trabajar a la Ciudad de Mendoza en Argentina con el Trío Los Ases del Pacifico. Convencidos con el refrán de que «Nadie es profeta en su tierra» podría tener algún significado para ellos, cruzaron la Cordillera de los Andes y sentaron sus reales en la tierra de las vides, el sol y el buen vino. La Diosa fortuna pareció tenderles su mano y durante seis meses fueron atracción en Radio Cuyo de Mendoza y en El refugio una Boîte de la ciudad con cierta categoría. Sus actuaciones con el trío Los Ases del Pacífico, más tarde llamados Los Playeros, marcaron todo su trabajo durante los años 50, así como algunos de sus primeros éxitos, como Quiero confesarme.


Rosamel Araya y Los Playeros en Rosario y Buenos Aires

Cumplido este lapso siguieron con regular éxito adentrándose en territorio de Argentina. Llegaron a Rosario, lugar que les dio fuerzas para seguir a Buenos Aires. Pese a que ya estaban calificados como un buen conjunto, que se estaba abriendo paso, su representante de origen chileno, temiendo las reacciones del ambiente artístico, los abandonó a su suerte. Debido a esto pasaron hambre y frío. Por casualidad y felizmente los escuchó un hombre visionario, cotizado comentarista de discos, quien los toma bajo su protección y los conduce por la senda del triunfo. Ese productor era Rodríguez Luque, su nuevo representante, quien fue prácticamente clave en los éxitos alcanzados por Rosamel Araya y Los Playeros en la Argentina. Araya consiguió más tarde suficiente repercusión en Buenos Aires. Estando allí participo en programas de televisión y radio. Luego llego sus primeros temas grabados en Argentina que fueron Ábrete Sésamo, de la autoría de Los Playeros, Mantelito blanco con arreglo especial del conjunto, y No, no digas nada. Estos discos impactaron de lleno en el gusto popular, figurando muy pronto el nombre de sus intérpretes en los labios de casi todos los discómanos trasandinos.


Rosamel Araya y Los Playeros – Llegan los triunfos y Radio Belgrano

Pese a esto, su representante Rodríguez Luque desechó todas las ofertas que les hicieron para que debutaran en radios locales o boîtes. Continuaron durante seis meses grabando. Esto dio sus frutos, ya que con motivo de las festividades de una localidad vecina a Buenos Aires, Rosamel Araya y sus Playeros, fueron contratados en la suma de 5.000 pesos nacionales por actuación. Era una suma exorbitante si se toma en cuenta que hablamos de febrero de 1958. Luego se firmó el primer contrato con LR3 Radio Belgrano de Buenos Aires, consiguiendo el pago de otra suma elevada. Ya el impacto fue certero. Los cuatro chilenos se transformaron en los favoritos del público. Desde entonces estos artistas que «no fueron profetas en su tierra», sólo sabían de halagos y aplausos. Como es lógico, de mucho dinero. Pese a su juventud todos ellos logran en Argentina asegurar su porvenir económico: Fidel y Ulises Álvarez se compraron casa en San Antonio; Lorenzo Sandoval contrajo matrimonio en esas tierras y Rosamel Araya poseía dos flamantes departamentos en el Barrio Norte de Buenos Aires, el más elegante y conspicuo de todos, siendo uno de estos departamentos el que le servía de hogar.


Rasamel Araya, voz y talento para el bolero

Su fuerte era el bolero. Con sus compañeros recorrió la Argentina primero y el resto de Latinoamérica después. Finalmente Rosamel Araya se radicó en Buenos Aires, donde desarrolló buena parte de su carrera. Quémame los ojos, Arrepentida, Nuestro momento y La carta fueron entonces éxitos arrolladores que afirmaron su popularidad ya como solista. Alcanzó su mayor popularidad en los años sesenta. Fue, además, copropietario del sello discográfico Disc-Jockey y agente de artistas. Sus viajes por Latinoamérica fueron constantes al menos durante esa década.


Rosamel Araya – Siempre se vuelve al primer amor

En 1978 regresó a Chile y se mantuvo en la música con presentaciones en vivo y algunas publicaciones. Éxitos discográficos los tuvo muchos. Vamos a citar a Nube gris, Alma, corazón y vida, Desagradecida, Fina estampa, Propiedad privada, Mañana, Quémame los ojos, Nuestro juramento, Virgen negra, Quiero confesarme, La despedida, Amor prohibido, Collar de caracolas, Dos almas, Dos años, La carta, La copa rota, Palmeras, Por el bien de los dos, Que nadie sepa mi sufrir, Usted, Yo vi llorar a Dios, Amarraditos, Española, Esta noche pago yo, La copa rota, La nave del olvido, Lágrimas del alma, Lamento boricano, No, Qué saben de mí, Toda una vida, El lenguaje del amor, Como el aire que respiro, Dios mío, haz que me enamore, Hasta que llegue el alba, Porque soy un romántico, Voy buscándote, Cuando las nubes pasen, Tu boca, Gitano, A mi manera, Viento dile a la lluvia, Quédate, Si llama.

Su último disco, A mi manera, apareció en 1994. Cosechó enormes éxitos dentro de la canción romántica durante las décadas de los años 1960 y 1970. También grabo un LP de música folklórica argentina donde incorporó obras de grandes compositores argentinos. El encuentro, cueca de Alberto Rodríguez – Guitarra Trasnochada, zamba de Arsenio Aguirre – Las dos puntas, cueca de Montbrun Ocampo y Flores – Luna Tucumana y Zamba del grillo de Atahualpa Yupanqui – Paisaje de Catamarca, zamba de Polo Giménez – Zamba de mis pagos de Los Hermanos Ávalos etc… En 1979 a su regreso de Chile participó en una película argentina, La carpa del amor, con Cacho Castaña, Ricardo Darín, Carlitos Bala, Tormenta, Manolo Galván, Carlos Torres Vila y Katunga.


Dicen de Rosamel Araya

En libro Historia Social de la Música Popular en Chile, Etapa 1950/1970, se destaca el estilo de Rosamel diciendo que «Desde su modo apretado y acongojado del canto, característico de la forma cebolla de interpretación, construye el lamento y el ruego que le permiten abordar el vals. Rosamel Araya utiliza formatos vocales e instrumentales distintos que reúne con propiedad, ampliando bastante el rango de su repertorio. Usa la combinación de guitarras y trompetas de la ranchera mexicana, las guitarras rítmico-armónicas y melódicas del vals peruano con coritos de trío de bolero, y suma las cuerdas de la balada romántica. Rosamel Araya Lizana, era un muchacho sencillo y afable, no perdió nunca la oportunidad de tenderles una mano a los artistas chilenos que llegaban a la Argentina. Araya fue un grande, no sólo con la música melódica. Interpretó con igual acierto las canciones de los géneros tradicionales argentinos (tangos, zambas, cuecas, milongas). Su Puerto San Antonio natal debería recordarlo con una placa o un monumento»


Rosamel Araya recordado por Ricardo Palmer

Roberto Palmer, músico, compositor e intérprete, integrante de Los Quilla Huasi me dice: «Te cuento lo que recuerdo de Rosamel. En 1958, estando con el Trío Valencia en Rosario, conocí a Los Playeros, Fidel y Ulises Álvarez y Lorenzo Sandoval, que estaban esperando a que regresara de Mendoza Rosamel, que había ido a ver a un amigo, Valerio Andrada, para saber si había concretado unos trabajos allí. Los chicos estaban un poco a la deriva, yo los invité a visitarme al Hotel Britania, en la Costanera del Paraná, y allí nos relacionamos bien, guitarreamos y aprendieron unos boleros que habíamos compuesto Malena y yo.

De regreso a Buenos Aires los volví a encontrar. Ya estaban con Rosamel Araya y a punto de grabar en el sello Disc Jockey de Rodríguez Luque. Venían los tres a nuestro departamento, y allí les ayudé a arreglar nuestros boleros que querían cantar y grabar con Rosamel. En el primer disco que grabaron, en 78 rpm, que fue el primer gran éxito con Virgen Negra, incluyeron el nuestro titulado Voy buscándote, luego en otros incluyeron Cuando las nubes pasen y En tu boca.

Por el continuo contacto que yo tenía con ellos, me fui aprendiendo su repertorio, sin querer, pero cuando, ya en la plenitud del éxito estando actuando en Montevideo se enfermó Ulises, la primera voz del trío, de un apendicitis aguda, de regreso acudieron a mí para suplantarlo y sacarlos del apuro, así que comencé a cantar con ellos en las galas de los clubes y luego en la Confitería París de Mar del Plata, hasta que ya repuesto volvió Ulises. Fue una buena y trascendental circunstancia para mí, porque allí actuaban también Los Quilla Huasi y pude conocer a Oscar Valles, a quien yo admiraba por haber compuesto la zamba La Compañera. Fue él quien al año siguiente me propuso reemplazar a Carlos Vega Pereda en Los Quilla. Es así como comienza mi vida artística con Los Cantores de Quilla Huasi. Esa es la historia…»


Rosamel Araya y su regreso definitivo a la Argentina

En 1983 regresó definitivamente a la Argentina, que volvía a vivir en democracia. Mientras, en Chile, continuaba la dictadura pinochetista 1973-1989. El bolero ya había cedido el paso a otras manifestaciones de la música latina pero Rosamel permaneció muy activo sobre todo en sus recorridas por el interior. En esa época fue acompañado por el guitarrista Néstor Basurto, muy joven, de solo 15 años. Nos cuenta El Chino Viola, cantante del grupo de boleros Los Amados «Un día hacia 1990 tuvimos que hacer un show en El Dorado y estaba Rosamel Araya. Nos presentaban como: El viejo bolero y el nuevo bolero. Él estaba vestido igual que yo, pero yo estaba haciendo un personaje y en cambio él iba en serio. Ese contraste me marcó una línea estética a trabajar con el tiempo. Hoy la gente grande lo disfruta con nuestros temas de los años cincuenta»


La cantante española Angeles Ruibal recuerda a Rosamel Araya

Una parte de los muchos años de vida en Argentina de la gallega Angeles Ruibal, integrando el dúo Los Aschero / Los Juglares y casada con Sergio Aschero, hijo de María Fux, vivía en la casa de la gran coreógrafa, Ayacucho 1168. Uno de los vecinos era Rosamel Araya, amigo de la Fux. Lo recuerda muy joven e iniciando su escalada hacia el éxito y la fama.


Un Adiós a Rosamel Araya

En 1995, por motivos de salud tuvo que suspender una extensa gira por Miami y países centroamericanos. Con 59 años, tuvo que ser internado en el sanatorio Anchorena de Buenos Aires a causa de una dolencia hepática. Pero fue una dificultad respiratoria la que se cobró la vida de este gran cantante chileno, triunfador en Argentina y América. El 12 de febrero de 1996 a las 2:45 horas, en Buenos Aires partió de este mundo Rosamel Araya. Su esposa Nélida Lallana expresó que el cantante «se fue con mucha tranquilidad». Rosamel Araya se ha marchado, pero nos deja su legado musical y sus canciones, que seguirán latente en la mente y el corazón de amigos y seguidores. Hoy sus restos descansan en el panteón de Sadaic en el Cementerio de la Chacarita, Buenos Aires, Argentina.

 

Andrés Hidalgo
Juan María Gutiérrez – Berazategui, Buenos Aires, Argentina. andreshidalgo1948@yahoo.com.ar

 

 

 

 

EDICIÓN DE EDUARDO ALDISER – PONTEVEDRA 2018