Edmundo Rivero y Buenaventura Luna ¿Ancestros británicos?

Es algo que viene de comienzos del Siglo XIX, con las intentonas inglesas de anexionar los territorios del Río de la Plata a la Corona Británica. Como ha ocurrido en la mayoría de las invasiones militares, tras ellas siempre quedan soldados de esas refriegas en campo enemigo. Muchas veces estos no son fusilados, sino que continúan sus vidas en la tierra a la que los llevaron a luchar. En Argentina tenemos a dos importantes figuras de la música popular, Buenaventura Luna y Edmundo Rivero, que tuvieron genes de aquellos soldados enviados por Inglaterra.

El Caso Eusebio Dojorti / Buenaventura Luna

Este es el caso del gran artífice de la difusión del folklore argentino que conocimos como Buenaventura Luna y que en su libreta de enrolamiento ha sido Eusebio Dojorti, nacido en Huaco, allá por San José de Jáchal, Provincia de San Juan, Argentina. Su nieto Carlos Semorile nos relata desde Buenos Aires cómo ese apellido es una versión criolla del que tenía John Dougherty, irlandés incorporado por las levas forzosas, a las fuerzas británicas tras las revueltas en Irlanda de años antes, en el Regimiento 71 que participó en el primer ataque, el de 1806 a Buenos Aires.

Tras pelear en la Plaza Mayo y atrincherarse en la Fortaleza porteña, esas fuerzas invasoras se entregaron, tras 45 días de duras batallas, ante Santiago de Liniers. Gran parte de esos prisioneros fueron llevadas a San Juan, para alejarlos del puerto, previendo otro intento de invasión, tal como efectivamente ocurrió en 1807, entonces rechazadas las fuerzas inglesas, primero en Montevideo y luego en las costas de enfrente del río, en la Reina del Plata.

Y hacia el Cuyo sanjuanino partió John Dougherty. Cuando le dieron la alternativa de volverse a Irlanda o quedarse, eligió esto último y se registró como Juan Dojorti, para que fuera más fácil nombrarlo. Se casó con María Cabot, emparentada con el Teniente Coronel Juan Manuel Cabot, futuro Comandante de la División del Norte del Ejército de los Andes. Dice Semorile: “Casi un siglo y medio más tarde, Buenaventura Luna retrataría ese tiempo de la epopeya de un pueblo cuyos conductores fueron `los Belgrano, los San Martín, los Güemes, los Carreras, los O´Higgins, los Freire, o los Manuel Rodríguez, o los Balcarce que, de un modo u otro, hicieron posible la posterior y resultante independencia política y jurídica de nuestras naciones´”.

El Caso Edmundo Rivero, «Gaucho» como lo llamaba Troilo

Edmundo Rivero, cantor de tango de Argentina, nacido del lado de la Provincia de Buenos Aires en Puente Alsina. Su nombre completo es Leonel Edmundo Rivero. Edmundo Rivero, fue así bautizado porque su madre Juana Anselma Duró, descendiente de gallegos de Pontevedra, se inspiró en Edmond Dantés de El Conde de Montecristo. El Leonel que abre su DNI nos lleva al bisabuelo, Mister Lionel Walton, inglés. Aunque en su ameno libro autobiográfico “Una luz de almacén” (Emecé Editores, 1982) sólo comenta que este ancestro suyo fue lanceado y muerto, al ser atacada la diligencia en la que viajaba por un malón en la provincia de Buenos Aires, en una entrevista realizada años antes, relató la llegada al país de aquel Lionel, en 1806. Fue Leonel porque en Registro Civil no le dejaron a la madre ponerlo tal cual.

Se refirió a que este soldado inglés fue herido en una de las batallas libradas en las calles de Buenos Aires. Por su pie se alejó del centro de la ciudad y, ya sin fuerzas, se desplomó frente a una casona de las afueras entonces, en lo que ahora es un céntrico barrio porteño. Los de la casa escucharon unos gemidos, salieron y lo encontraron desangrándose. Lo entraron y atendieron, corriendo un gran riesgo. Allí, escondido, se fue restableciendo Walton. Ya recuperado, Cupido jugó sus cartas y una de las mozas de la familia se enamoró del inglesito… el resto es historia conocida, que terminó para él aquel fatídico día en que una indiada se cruzó en su camino.

Eso que llamo Destino entrecruzó las vidas de Buenaventura Luna y Edmundo Rivero

Lo cierto es que el uno y el otro, Buenaventura/Eusebio y Edmundo/Leonel, tuvieron en común la búsqueda de la excelencia en lo que hicieron, que fue mucho e importante. Ambos se comportaron como dos caballeros y en los dos predominó el decir y gustar de lo criollo, que llevó a Troilo a llamarle “Gaucho” a su gran cantor de tangos, valses y milongas. Dos personalidades de perfiles muy definidos y que se perpetúan a través de sus aportes al folklore y tango argentino. Aquí hemos amalgamado sus voces bien argentinas…

NOTA Y VÍDEO REALIZADOS POR EDUARDO ALDISER EN MAYO 2014