Nuestro amigo Andrés Hidalgo realiza una afiatada semblanza sobre su paisano sanjuanino Carlos Montbrun Ocampo, artista del folklore en Argentina que tanto ha aportado a la música nuestra.
Carlos Montbrun Ocampo, desde San Juan al Mundo
Carlos Montbrun Ocampo creció al arrullo del río San Juan, aquel que atraviesa su pueblo de Albardón. Allí aprendió el idioma de los pájaros que fue moldeando sus oídos tanto como a los viejos cantores de su terruño. En 1920 forma su primer dúo con Juan Carlos Marambio Catan, un cantor nacido en Bahía Blanca el 30 de julio de 1895. Marambio Cantan en 1915 estando en la ciudad de Rosario había integrado un dúo con el popular Saúl Salinas. Después de una gira por Santa Fé y La Pampa, en General Pico el dúo Salina-Marambio se separa. Salinas regresa a Buenos Aires y Juan Carlos Marambio se dirige a Mendoza, para ocupar un cargo de empleado público y terminó siendo maestro de escuela en San Rafael. Más tarde se radica en San Juan y allí forma dúo con Carlos Montbrún Ocampo, el llamado Dúo Marambrun, dúo que no trascendió artísticamente ya que duro poco tiempo. Ese mismo año 1920 Montbrun Ocampo contrae matrimonio con Maria Adela Tourres, y a fines de año forma un nuevo dúo con Alberto Quina llamado Monte-Pardo. Tampoco tuvo durabilidad ni repercusión.
Montbrun Ocampo en Buenos Aires
Por el amor a la música y su tierra, Carlos Montbrun Ocampo hizo lo que tantos por aquellos tiempos. Con su bagaje de sueños, recuerdos y esperanzas, rumbeo hacia Buenos Aires. Partió acompañado por su amigo de toda la vida, Hernán Videla Flores, también de Albardón, sólo los separaba metafóricamente el querido río San Juan. Corría el año 1934 y la gran capital de Argentina abrazó fuertemente a estos hermanos sanjuaninos que con sus eternas llegadas y partidas, parecía hacer correr en Buenos Aires el cálido zonda con un hervor infinito.
Dúo Ocampo-Flores
Con el dúo Ocampo-Flores surgieron sus primeros éxitos y permaneció junto a Hernán Videla Flores hasta los años cuarenta, cuando su compañero dejó la actividad folklórica debido a una enfermedad. Este dúo fue sin duda alguna la figura principal por aquellos años en Buenos Aires. Grabaron para el sello Odeón sus cuecas, gatos y tonadas que se hicieron famosas, actuaron en las principales radios de la luminosa ciudad. Después de 10 años de gran éxito se separan, tomaron distintas sendas pero, sin dejar de lado la amistad hermanada que de jóvenes los unía.
La Alegres Fiestas Gauchas en la radio
Después de desligarse del dúo, Carlos Montbrun Ocampo comenzó a producir el reconocido programa radial Las Alegres Fiestas Gauchas, uno de los sucesos artísticos más importantes de la radiofonía y del teatro argentino, desde Radio Splendid y sus retransmisoras llegó a todo el país, hasta la década de 1950. Montbrun Ocampo por ser miembro de una reconocida familia, tuvo la oportunidad de presentarse en conciertos privados organizados por personas de alto poder económico como los Pueyrredón y los Martínez de Hoz. Además, fue el único músico del folklore argentino invitado por el Club El Progreso para amenizar con su piano nativista la visita protocolaria a la Argentina del Príncipe de Gales, futuro Rey Eduardo VII. Y también de Walt Disney en 1941, con quien cultivó amistad cuando estuvo en nuestro país.
Un toque de distinción al Folklore
Montbrun Ocampo decidió darle un estilo diferente a su música y creó un conjunto con músicos de raza con los que haría historia, Las alegres fiestas gauchas. Este conjunto en sus presentaciones en Radio Belgrano, Radio Porteña y Radio Argentina, era auspiciado por la empresa textil SELSA; al tener auspicio contaban con el apoyo económico para continuar su carrera artística en los medios. Entre otros integrantes podemos nombrar a: Atahualpa Yupanqui, Eva Rivero (hermana de Edmundo Rivero), Los Hermanos Larramendia, Quintín Irala, Osvaldo y Félix Pérez Cardozo. El conjunto estaba formado por piano, arpa, guitarra y violín más las voces.
Carlos Montbrun Ocampo, creador de temas folklóricos
Es autor de numerosas piezas del cancionero popular argentino, entre ellas: la polca correntina Nendivei con Osvaldo Sosa Cordero, las cuecas Las dos puntas registrada junto a Osvaldo Rocha, y Entre San Juan y Mendoza – El vals Amémonos, poema de Manuel María Flores – La zamba La majadita creada con el inolvidable Atahualpa Yupanqui – La chacarera La Totora de su autoría y Angaquera de Ocampo y Flores – Cuecas como En Ullum esta chayando, Entre mar y cordillera, La chiquita, El beso y Esperarme donosa – La guardia del monte, un triunfo – Mi nostalgia, vals – Emblemas Argentinas, zamba – El chupino, gato de Ocampo – Flores como la zamba Jachallera.
Comentarios y anécdotas sobre Montbrun Ocampo
– Don Carlos Montbrun Ocampo fundó en Buenos Aires, en pleno microcentro porteño la peña Mi Refugio. Quienes concurrían cuentan que en la intimidad él ejecutaba tangos de su puño y letra que nunca registró. Otro de sus grandes logros fue el debut de su obra Estampas Argentinas en el Teatro Presidente Alvear, y las giras que realizó dentro y fuera del país.
– En 1941 cultivó amistad con el genial Walt Disney cuando estuvo en nuestro país. No es desconocida sus simpatías políticas por el peronismo, en especial con Eva Duarte de Perón, quien lo distinguió con su amistad.
– Aunque con frecuencia actuaba con ropa de gaucho, preferentemente lo hacía vestido de smoking. Según los cultores del folklore y quienes fueron sus amigos, Montbrun Ocampo «fue quien vistió de gala al folklore». Además él incluyó piano, arpa y violín.
– Carlos Montbrun Ocampo junto a Hilario Cuadros, Buenaventura Luna y otros, constituyeron la avanzada generacional más importante de la música de Cuyo en todo el país. Especialmente en Buenos Aires donde la cueca y la tonada tuvieron trascendencia nacional e internacional.
– Dice Gregorio Tercetta: Montbrun Ocampo fue uno de los primeros en difundir las canciones y danzas cuyanas por medios masivos como era la radio en las primeras décadas del siglo XX. Instalado en Buenos Aires desde los años 30, grabó discos difundiendo su obra por Argentina y parte de Sudamérica. En sus presentaciones mostraba una elegancia, un fineza, que chocaba en algunos sectores del ámbito popular, aunque si gustaban de sus temas. Pero él tampoco era de compartir los festivales populares. La sociedad sanjuanina de buena posición socio-económica, lo apreciaban a él y su arte.
– Un dato curioso, aunque muchas de sus composiciones hablan del vino y sus afectos, él no tomaba esa bebida, sino whisky o preferentemente coñac. Más cercano a la boîte que a la peña, ha sido siempre recordado de riguroso smoking, sentado al piano con la copa de coñac sobre el instrumento, como un distinguido caballero del folklore cuyano.
– Ocampo-Flores: Al respecto cuenta su sobrino Alberto Montbrun que cuando Carlos y Hernán deciden formar el dúo eran muy jóvenes e impetuosos y eligen para su denominación los apellidos maternos tratando de ocultar los apellidos paternos Montbrun y Videla. De esa forma escapar al rechazo que esta actividad podía conllevar entre sus allegados.
Un sanjuanino en Mendoza
En 1950 después de tantos caminos realizados con su música alegre y sentida, este caballero de la armonía gaucha volvió a su Cuyo, pero no al San Juan que lo vio nacer. Se radica con su familia en Mendoza, “Tierra Hermosa”, como reza la vieja y querida cueca de Aurora Carrizo Atencio. En esta ciudad funda la peña El Patio y nuevamente Mi Refugio, la misma peña nativista de la Capital Federal tan recordada por los cantores de aquellos tiempos. Desde Mendoza vuelve repetidas veces a San Juan, para saludar a su hermano Luis y a sus entrañables amigos y además para actuar en la provincia que lo vio nacer.
El adiós de Carlos Montbrun Ocampo
Años más tarde se vio aquejado por una cruel enfermedad. No obstante esto, regresó un día a Buenos Aires en son de despedida, quería agradecer a la gran ciudad, el cariño que de ella había recibido en las época dorada del Dúo Ocampo-Flores y Las Alegres Fiestas Gauchas. Luego retornó a la Mendoza para cerrar para siempre sus ojos sanjuaninos en la localidad de Godoy Cruz un 4 de Junio de 1962, con un reverbero de sol cayendo tras Los Andes, y en sus oídos el rumor de una acequia ansiosa por reflejar a su estrella enamorada. Pasará el tiempo, pasarán los años, pero el recuerdo de Carlos Montbrun Ocampo vivirá en el alma de los gauchos de corazón.
Los dejamos con su interpretación del vals A tus ojos
Andrés Hidalgo – Berasategui – Provincia de Buenos Aires – Argentina