Roberto Selles con Claudia Sandina – Charla en café porteño

Una de sus cualidades es la franqueza, otra su humildad. Tiene un curriculum extenso del que no le gusta hablar ni alardear, pero que es necesario mencionar para una justa presentación: Roberto Selles es académico de número de la Academia Porteña del Lunfardo y miembro emérito de la Academia Nacional del Tango

Nació en Villa Ballester, Partido de General San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina, donde actualmente vive y piensa quedarse “hasta morir” -como él mismo dice-, aunque como buen caballero que es, se trasladó para la entrevista a una coqueta confitería de Belgrano donde lo cité.


La pregunta de rigor, ¿cómo llega el tango a tu vida?

Yo nací tanguero, no me hice. El tango estaba dentro mío. Yo era muy chico, tendría unos 8 años, y me encantaba anotar en una libretita el título y los autores de los tangos que escuchaba, quería saber a quién pertenecía cada tango. Yo no sabía por qué lo hacia, simplemente lo sentía así. Un tío me había regalado El alma que canta de los años 20 y me encantaba leerlas, un tesoro… Ya a los 17 años me largué a estudiar guitarra. Con el tiempo me dí cuenta que saber música me ayudó mucho para ser historiador del tango, uno tiene otra visión de la cosa – Si es algo de lo que estoy muy arrepentido, mi primer poema al que titulé Tango – Digamos que a los 14 años escribió sus dos primeros libros.


A propósito, contanos acerca de tu primer libro editado

Lo primero importante que escribí sobre tango, al margen de artículos periodísticos, fue para la colección La Historia del Tango de Editorial Corregidor en 1977. Éramos varios autores, todos de gran prestigio, donde cada uno escribió lo suyo. Yo aporté algo distinto, la investigación sobre el origen del tango, siempre me interesó el origen. Escribí `El tango y sus dos primeras décadas: 1880-1900´. Con el tiempo me dí cuenta que el tango es anterior a esa fecha, me faltaba mucho por investigar…Es que tengo el vicio del perfeccionismo.


¿O sea que la investigación nunca concluye?

Nunca!, por eso tengo libros que no los quiero terminar y editar porque siempre aparece algo nuevo, más información. Hay que confirmar los datos, sino se corre el riesgo de arrastrar y repetir errores, como ya ha sucedido.


¿Quiénes influyero en tus trabajos?

Luis Adolfo Sierra fue, para mí, el primer gran investigador – historiador del tango, maestro de historiadores, a quien tuve el gusto de conocer y entablar una amistad. Otro excelente investigador ha sido Carlos Vega, anterior a los Bates. Ellos me abrieron el camino.


Para esa misma época también te habías iniciado en el periodismo…

Sí, un día me dije “basta” y renuncié al trabajo que tenía, nada importante, por cierto, y me fui al diario Crónica a ver a Daniel Giribaldi, poeta que conocía. Él me dio trabajo. José Gobello influyó en esta decisión y se lo agradezco. Fue un impulso feliz. Pude hacer lo que me gustaba, escribir. Trabajé allí más de 20 años hasta que el diario se vendió y me quedé afuera como tantos otros.


Roberto, vos escribiste la biografía de Julián Centeya ¿Qué te llevó a escribir sobre él?

Mi gran admiración por Centeya. Lo considero el mayor poeta lunfardo. Es quien renovó completamente la poesía lunfarda y posibilitó que los que venimos después de él pudiéramos escribir de otro modo; no esa poesía sencillita, sino buscando que haya realmente poesía en la poesía, que haya más imágenes. Ocurre que Centeya tenía una cultura de avanzada, él había leído mucho a los surrealistas franceses, a Whitman, a Borges. Yo escribí una biografía que es un “cuardernito”, pero ahora la estoy ampliando para publicar en libro, porque creo que Centeya da para mucho más. La estoy escribiendo con Matias Mauricio, un joven y talentoso poeta.


¿Qué amistades te aportó este camino que elegiste?

Tengo la dicha de haber conocido a gente importante, tanto por lo que hacían como por su calidad de persona. José Gobello, por ejemplo, me ha ayudado muchísimo, y desinteresadamente. León Benarós ¡qué maravillosa persona! Juan Carlos La Madrid, quien me presentó a Don Ernesto de la Cruz, el autor de El Ciruja con quien llegué a componer cuando él tenía 80 años y yo 30 y pico, grato recuerdo. Gómez Bass, Sebastián Piana, Horacio Ferrer, Oscar del Priore… Se me van a escapar muchos nombres…. Algunos están, otros ya se fueron. Mi gran frustración es no haber podido conocer a Troilo y a Alfredo Gobbi a quienes admiro.


¿Alguna anécdota que quieras mencionar?

Te cuento algo de Sebastián Piana, con quien compuse un tango, Bordoneos. Yo se lo escuché tocar al maestro en conciertos, era un tango instrumental y tenía otro nombre. Un día le dije “Maestro, ¿le puedo poner letra? – “Dale, me dijo”. Y así es que me di ese gusto y le puse letra a la música de un genio como Piana. Con él fuimos compañeros en la Academia Porteña del Lunfardo. Claro que como es un tango nuevo no se difunde. El mismo Piana me decía “no sé para qué sigo componiendo si siempre me piden Tinta Roja”


¿Cuándo veremos una nueva publicación tuya?

Pronto va a salir el libro Las musas de la canción sobre mujeres que inspiraron canciones famosas en el mundo, desde el siglo XII a finales del siglo XX, el tango está incluido, por supuesto. Tango y poesía está casi listo, donde hablo de los poetas del mundo que escribieron sobre tango, por ejemplo Pablo Nerudada, descubrí muchos poetas extranjeros. También otro exclusivo sobre el tango El Choclo.


Por último, una reflexión sobre el origen del tango…

Te diría, muy sintéticamente, que aunque de linaje afro-cubano-andaluz, el tango es una música inseparablemente nuestra.

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El periodista, historiador del tango, escritor y poeta Francisco Selles nació el 27 de Mayo 1944 y falleció el 3 de Diciembre 2015

ENTREVISTA DE CLAUDIA SANDINA BUENOS AIRES 2013
EDICIÓN EDUARDO ALDISER – ESPAÑA 2013 / 2024