Alfredo Marino – Autor de El Ciruja y mucho más

Vamos al encuentro de Alicia Marino, nieta de Alfredo Marino, para recorrer la vida de este creador de tangos, cantor, actor, guitarrista y que hizo muchas más cosas…

 

Gracias Eduardo! Así es, soy única nieta mujer de Francisco Alfredo Filiberto Marino. Él es el célebre personaje del tango, la radio, el cine y el teatro. Y te lo agradezco porque me das la oportunidad de hacer conocer todos los aspectos de la vida tan rica que ha tenido, tanto en lo personal como en lo artístico, y que no todos conocen.

Solo se lo suele asociar a la autoría de El Ciruja, con música de Ernesto de la Cruz, es más, a pesar de la trascendencia internacional de su obra, de ser uno de los personajes que le abrió las puertas del tango al mundo. Lo más completito es una Tesis biografíca, muy bien lograda, de una alumna de la Universidad del Tango, Silvia Laura Papas, que la hizo con material y charlas que le ofreció mi viejo, su hijo mayor.


¿Acostumbraba a contarles cosas de esa vida pletórica que tuvo?

Sabes que no, Eduardo. Era el marido, el padre, el abuelo. Como dicen ahora, “perfil bajo”. Con la abuela Rosa, llevaron una vida sencilla, con muchos altibajos económicos por las épocas políticas, pasaron la prueba de fuego cuando en 1930, tras el golpe de Uriburu, el abuelo salió de gira a Europa y el Norte de África. Mientras, en la estancia La Reforma, Provincia de Buenos Aires, acogida por unos parientes, mi abuela padeció la sobre exigencia en los trabajos del campo y debido a su condición de “arrimada” a la parentela, con mi padre de dos años y mi tío de uno, imaginate, una mujer de Almagro…


¿Cómo lo recuerdas a don Francisco Alfredo Marino?

Para nosotros era Pipo y punto. Algunas veces contaba alguna anécdota a los nietos, pero como al pasar y porque por ahí se relacionaba con algo que se hablaba o se preguntaba. Además en esa época, cuando los mayores hablaban, los niños ni escuchaban, ni opinaban, eran conversaciones de los grandes. Por supuesto que mi abuela mi padre y mi tío, si sabían todas todas las historias, las habían vivido y sufrido.


Su etapa como cantor de tango o cantor nacional, como se los llamaba, con canciones criollas incluidas, es muy importante…

Si Eduardo, importante aunque breve, el apego a la familia y la faceta de actor lo alejó de las presentaciones como músico, pero no de la música, ya que siguió escribiendo y componiendo muchas otras obras, tal vez no tan difundidas como El Ciruja. En 1922, Francisco Alfredo Marino fue el primer cantor solista en subir al palco del Café El Nacional. En 1924, forma dúo con Pablo Eduardo Gómez, actuando en El Pigall, cabaret de Buenos Aires, y en el Café El Nacional. El repertorio abarcaba desde el tango canción, pasando por el vals y las infaltables piezas criollas.

En 1927 graba tango y folklore con Pablo Eduardo Gómez como el Dúo Gómez -Marino, acompañados por guitarras, para el sello ELECTRA. Forma el trío Iturralde, Marino y Barroso de guitarras y acompañan a Marambio Catán. En el mismo año, participa del homenaje que se le realiza en el Café Tortoni a Luigi Pirandello, Premio Nobel de Literatura, que visita Buenos Aires y otras ciudades de Argentina.

En 1930, de algún modo presionado por la situación política del país, tras el golpe de estado del Gral. José Félix Uriburu al gobierno de Hipólito Yrigoyen, parte en gira hacia Europa con la orquesta de Carlos Vicente Geroni Flores, actuando en Tenerife, Puerto de la Cruz, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Madrid, Barcelona, Gijón, Oviedo y Bilbao en España más Tetuán y Ceuta en el norte de África.

En 1931, se independiza de la orquesta de Carlos V. G. Flores y se forma el dúo Héctor Morel – Francisco Marino, actúan en el Cabaret Ideal Rosales, y en los teatros Guimera y Romea de Madrid. Graban para el Sello La Voz de su Amo, como se denominaba la R.C.A . VICTOR en España. En 1932, se desempeña como cantor solista de la Orquesta Típica Palermo presentándose en El Lido de Madrid y en el Teatro Vital Aza de Málaga.

En 1934 es estribillista de la Orquesta de Elvino Vardaro. En 1936/37 participa en comedias musicales de Francisco Canaro, como La Patria del Tango, en el Teatro Buenos Aires y en Montevideo y con Mal de Amores en el Teatro Politeama. Más tarde tuvo presentaciones en el teatro junto al inolvidable cómico Dringue Farías.

Como persona culta que era, resulta increíble que Alfredo Marino sea el poeta de una de las letras más lunfardescas del tango, su famoso El Ciruja

Mi abuelo nació y se crío en el barrio de Almagro, en el seno de una familia culta, como se acostumbra a decir. Su madre era maestra, profesora de dibujo y pintura y profesora de piano, a la que le gustaba mucho la música clásica y la política, siendo que era hija de una aborigen, todas cosas muy poco comunes para la época. Mi abuelo nació en 1904. Su padre, italiano, de Salerno, era agrimensor, que llegó en 1876 a la Argentina, anduvo mucho por los campos de la provincia de Buenos Aires. Así conoció a mi bisabuela en Saladillo. Escribía poemas, era amante de la lectura, la música clásica, le gustaba la política y tocaba el piano. Muere cuando mi abuelo tenía 14 años. Entonces decide abandonar la escuela secundaria y dedicarse a la música, a disgusto de su madre. Comienza a tocar en público la guitarra, que si bien la tocaba de oído, tenía fuertes nociones de música, adquirida en su casa. Es así que años mas tarde le dedica a su entrañable padre el vals El Viejo Piano, con música de Farrell y Tobal.

Primero fueron las fiestas familiares de Almagro, después el Café El Nacional y siguió así la historia. Barrios, suburbios, cafés, Corrientes angosta, los grandes cabarets de la época, los teatros… la calle, todo eso es lo que enriqueció su cultura. De todas estas vivencias y de su sentido de observación de la vida nace su inspiración creativa de letras tan lunfardas como El Ciruja, que entre Agosto que fue su creación, hasta Diciembre de 1926, vendió 150.000 discos, siendo record. Otras tan evocadoras como Del Pasado, tan refinadas como Vieja Volanta, tan pintorescas como Un Cambio Te Viene Bien o El Batidor, etc., etc.

En todas ellas hay riqueza poética y conocimiento pleno de la expresión idiomática culta, coloquial, popular, vulgar y esta jerga extraña, mezcla de carcelera, cocoliche y otras yerbas que es el Lunfardo.

Sabes que lo recuerdo, así como en sueños, realizando personajes en Radio El Mundo

Si, el comenzó en 1937 como locutor en Radio Stentor e inmediatamente lo llamaron de LR1 Radio El Mundo, ubicada en la calle Maipú 555, Capital Federal, llamada por entonces La BBC de Argentina, donde desde su comienzo formó parte del elenco estable, hasta culminar su carrera como Director Artístico por un breve periodo a partir de 1967. Nada menos que treinta años de carrera en la radio! Es entonces cuando suprime el Francisco y toma como nombre artístico sólo el de Alfredo Marino.

Leía glosas antes de El Cantar de Eladia Blázquez, cuando ésta se dedicaba al cancionero español, aquel ciclo tenía el lema de Es la voz de Eladia Blázquez, toda España hecha canción. Participó junto a prestigiosos actores del radioteatro, como Pedro López Lagar, con grandes obras, que también fueron llevadas al teatro y en la que algún caso mi abuelo fue socio de López Lagar en la producción.

En Mar del Plata, pues la Radio tenia transmisoras en red, hacía un micro radial con Los Cuentos del Viejo Varela, cuyo autor era el uruguayo Wimpi, de los que aún conservo las páginas de lectura, ya amarillas. Fue una de las figuras principales del radioteatro Arriando Recuerdos llevado a un libro, de Ricardo L. Menecier, con Sara Prosperi, Martin Zabalua, Luisa Olivera. Era patrocinado por la compañía SWIFT y auspiciado por jabón El Gaucho, de Lunes a Viernes a la 17,15hs, por Radio El Mundo, y las Estaciones de la Red Azul y Blanca.

Participa también en el ciclo de radioteatro Qué vida ésta Señor! y en El Glostora Tango Club, programa que presentaba a las grandes orquestas de tango en el estudio mayor, donde acudía numeroso público a presenciar las emisiones. En 1955, se incorporó en el recordado Los Pérez García de Oscar Luis Massa. Al morir Martín Zabalúa, el actor principal, don Pedro en la novela, se crea el personaje que encarnara nuestro abuelo Pipo, el Tío Juan. Interpretó al Inspector Bergman, el ayudante del Detective Fox, rol de José Tresenza, en Peter Fox lo sabía.


Y en la casa, todo era cotidiano…

Éramos una familia muy normal, en la que el abuelo, a la hora de ir a trabajar, en vez de llevar su caja de herramientas, maletín, o sus carpetas como otros, llevaba su valija de maquillaje teatral, o simplemente salía de la casa para ir a la Radio. Recuerdo ritual de la familia reunida alrededor de la radio para escuchar a los Pérez García, en el combinado de caoba de la abuela. Tengo la estampita, que aún conservo, que me regalara Sara Prósperi, Doña Clara.

Gracias Alicia Marino… todos debemos hacer lo posible para que la figura de Francisco Alfredo Marino, el autor de El Ciruja y que hizo mil cosas más, se recuerde como corresponde. Qué mejor tenerlo a Edmundo Rivero para traer su creación, alguien que, como tu abuelo, era una señor con todas las letras

ENTREVISTA DE EDUARDO ALDISER – MADRID 2010