Luis Leoni Ratto – Cuando los caballos trotaban en las ciudades

Nos dice Luis Leoni Ratto… «Así era la Buenos Aires antigua, donde nació el tango, ahora difundido desde Argentina y Uruguay por el mundo. El transporte de tracción a sangre dejaba huellas a su paso. Los caballos o las vacas del lechero dejaban sus necesidades en las calles y el barrendero como tarea higiénica debia recoger la «bosta» de los animales. A veces era risueño para nosotros los «purretes» ver a empeñosas amas de casa apurarse para recoger los desechos de los equinos de tiro ó astados para usarlos como abono natural en sus macetas de malvones, jazmines, calas y otras flores,de coloridos patios o balcones. Esto ante el enojo del servidor público que veia invadido su territorio. Por lo bajo se quejaba con alguna expresión de dialecto y alguna «porca…!»

Luis Leoni Ratto «¡Si lo sabré! mi familia Leoni repartía damajuanas de vino»

El agua y el vino era llevado por los barrios de Buenos Aires y Rosario, en Argentina, con carruajes tirados por un caballo. Y el clásico grito de ¡Aguatero! ¡Lehero! o !Llega el vino! entre otros, ataían a los clientes. A los «barrenderos» los controlaban los llamados capataces de cuadrilla que eran celosos y ferreos supervisores de las tareas. Así se producian aquellos diálogos, que por mi edad me causaban risa como un divertimento. El capataz decia: «Giuseppe ¿Has dejado todo limpio como debe ser?» Y venía la respuesta «¡Si signore capatace, tutto pulito pulito e la via di senza spuzza!». Así, con este risueño intercambio oral de aquellos personajes, vuelvo a mis recuerdos y sigo escuchando Canzoneta y La Violeta se va se va, con tanos maravillosos


Luis Leoni Ratto: «Aldiser me contó del lechero Del Barrio Las Delicias en Rosario»

Me dijo que venía desde el Puente Gallego por Ovidio Lagos y enfilaba la Avenida Arijón, donde vivía con su familia recién llegados del cordobés pueblo de Baldissera. Era un carruaje tipo cabriolet, con dos filas de tachos lecheros, tirado por un solo caballo, y su madre en las vacaciones de verano le daba unas monedas y el mandato «¡Salí a comprarle un litro y medio al Vasco Aguirre», mientras le daba una olla lechera. Me contó que este querido vasco era muy alegre, elocuente, voceaba con fuerza su paso por aquella calle bien del sur rosarino. Y otra cosa, tras servirle lo pedido, metía otra vez su recipiente de un litro en la leche y le daba la yapa, con un gesto amistoso, alguna broma. En el estío mi colega esperaba la llegada del Vasco Aguirre con impaciencia!

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Ya que les habló de las damajuanas de vino de los Leoni, aquí les cuenta nuestro colega locutor y periodista la historia. Tiene el entorno del puerto de la Villa de Bueu, en la orilla sur de la Ría de Pontevedra, en Galicia

EDITADO POR EDUARDO ALDISER – PONTEVEDRA 2018