Años atrás tuvimos una larga charla con Roberto Chavero, hablando de sus cosas y de Atahualpa Yupanqui. Una noche de Buenos Aires, la capital de nuestra Argentina se reunieron con mesa y mantel dos grandes del canto y la guitarra, Don Ata y Edmundo Rivero. Roberto era un niño y con lógica curiosidad vivió esas horas. Así lo recuerda.